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Con “El papagayo” encima

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Aura Lucía Mera
29 de julio de 2025 - 05:05 a. m.
“Para mí, y no quiero entrar en polémica, 'El papagayo tocaba violín' es la obra cumbre de Gustavo Álvarez Gardeazabal”: Aura Lucía Mera.
“Para mí, y no quiero entrar en polémica, 'El papagayo tocaba violín' es la obra cumbre de Gustavo Álvarez Gardeazabal”: Aura Lucía Mera.
Foto: Cromos
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Un día entero con El papagayo encima. Así fue. Logré zafarme de él a la hora de almorzar, y otra vez volvió. La culpa la tuvo Gustavo Álvarez Gardeazabal. El papagayo tocaba violín. Un “rumor que genera el humor”.

Para mí, y no quiero entrar en polémica, es su obra cumbre, porque por sus páginas se gestan Los cóndores, El divino, Dabeiba, Los míos y todo su transcurrir literario. No en vano se tomó once años para parirla. Así como cuando nació, vomitó durante cuarenta y ocho horas rechazando la teta materna, hasta que su abuelo Pablo ordenó que le dieran colada de arroz. La misma colada que salvó a los bebés de Hiroshima cuando estalló la bomba atómica y las mamás quedaron irradiadas, sin poder alimentarlos. Esa colada le dio su memoria prodigiosa, para recordar su nacimiento e iniciar la investigación de todos sus antepasados.

Historias de hombres y mujeres que forjaron la historia, los vínculos y mezclas de antioqueños con vallunos y caucanos. La gran historia jamás contada. Un Macondo real, forjado entre montañas, cañones, páramos, valles y ríos del occidente.

No inventa un realismo mágico. No hay Úrsulas que se elevan ni mariposas amarillas. Es la realidad la que supera la ficción. Una familia eterna, cada generación aportando sus cromosomas de locura e inventiva, donde el papagayo y el violín desempeñan un papel fundamental. Hasta el punto de que, cuando muere, lo meten en una cajita especial y, en ataúd blanco de niños, lo lleva la carroza fúnebre, con su chofer, hasta el cementerio donde lo enterraron al son de una papayera que contrató el tío Chalo, y el violín de la mamá de Gustavo, que interpretó El invierno de Vivaldi en homenaje a Carlos. Así se llamaba el papagayo que, por cierto, silbaba cuando Maruja tocaba.

Excomuniones, matrimonios, hijos naturales, mujeres berracas, curas fundamentalistas e inquisidores, víboras rabos de ají, alguna nieta cleptómana, un tío superdotado sexualmente que parecía un oso gigante. El cardenal Micara cuando llegó a Cali con su enorme capa roja, metros y metros caminando desde La Alameda hasta el Templete. El abuelo llevando a Gustavo y cargándolo en hombros durante horas, muriendo poco después de un infarto, tal vez por cargar al niño en semejante calor. En fin.

Un libro arrasador. No en vano lo tuve encima varias horas. Repito, para mí, su obra cumbre.

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Dionisio(cvtsc)30 de julio de 2025 - 09:25 a. m.
Suena a puro realismo mágico.
juanmi31(37703)30 de julio de 2025 - 12:15 a. m.
El boludo de Erwin, como siempre, con sus comentarios idiotas. Debería cerrar la pluma y no escribir sandeces.
Olga Cuellar(48573)29 de julio de 2025 - 10:40 p. m.
Gracias por recomendar esta obra.
shirley fernanda ramirez hernandez(13697)29 de julio de 2025 - 03:40 p. m.
Se dice que en materia de gustos no hay disgustos. Hace mucho tiempo leí el libro PEPE BOTELLAS . Si alguien quisiera conocer a profundidad los personajes que dominaron la escena política ,cultural y social de Santiago de Cali en ciertas décadas del siglo pasado este libro es el indicado para ese menester. José Pardo Llada (Pepe Botellas) es el protagonista del texto.Toda la oligarquía y Momiería de esta Ciudad quedó rendida a sus pies.¡Proxenitismo puro!.
  • Gines de Pasamonte(86371)29 de julio de 2025 - 04:21 p. m.
    José Pardo Llada, como siempre, primero "enemigo" de Gardeazabal, luego su amigo. Casualmente en el libro que mencionas, Pardo Llada es ridiculizado. Otro tanto sucedió con el abogado engrupido de Armando Barona Mesa. Pardo Llada lo ridiculizó en un debate radiado. El suscrito era un adolescente por aquellas calendas, pero me interesó mucho el debate. Luego fueron "amigos". Hoy, el mediocre Barona Mesa, hace parte del diario El País. Saludos, Shirley.
Gines de Pasamonte(86371)29 de julio de 2025 - 12:32 p. m.
Al igual que usted, doña Aura, y sin ánimo de polemizar, para el suscrito, Gustavo Álvarez Gardeazabal es al Valle del Cauca, lo que fue Tomás Carrasquilla a Antioquia. ¡Ni más ni menos! “Antioqueños con vallunos”, le recuerdo que nuestro gentilicio es: Vallecaucanos por razones obvias; vallunos son los pandebonos, los tamales, vallunas las empanadas.
  • Gines de Pasamonte(86371)30 de julio de 2025 - 01:57 p. m.
    ¡Ilústrese un poquito, Rodrigo y no evidencie su estupidez!
  • Rodrigo E Ordonez(2908)29 de julio de 2025 - 11:43 p. m.
    Tan valluno el señor vallecaucano, pues... Mucho tamal!
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