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No soy conservadora pero conocí —y de cerca— a ese partido, y no es difícil ver en lo que se ha convertido.
Y no de ahora, desde hace muchos años que perdió el norte, acabó con toda discusión ideológica y se entregó a la politiquería y al clientelismo —igual que la mayoría de partidos—. Ahora pretende tener un “candidato propio” y así resucitar cuando está más agónico que nunca.
Asco azul cuando leo a ciertos columnistas festejando el resultado de esta “convención” con su “candidato propio”. Les encanta engañarse. Cuál candidato propio, si el partido está totalmente enajenado. Cuál dignidad, si ni siquiera tuvieron el coraje de admitir que están es con Uribe. Que están haciendo un mandado. De mandaderos, ¡en eso quedó el glorioso Partido Conservador!
Lo que estaba en juego en ese recinto no era si el partido iba o no con candidato propio, sino si se plegaba a Santos o se plegaba a Uribe. Marta Lucía Ramírez es un agente del uribismo. Hasta hace poco era precandidata del uribismo, con Pachito, Holmes, Zuluaga y Lafaurie. Su candidatura es simplemente para enredar el apoyo del conservatismo a Santos, prestándose como marioneta del uribismo. Vergonzoso y patético. Asco azul.
Se sabe que ambos candidatos, como simples muñecos de paja, terminarán juntos. A Uribe no le temblará la mano para sacrificar al que menos le sirva o a ambos, porque ninguno conseguirá despegar.
Pantomima vergonzosa. Mejor hubiese sido que los godos uribistas salieran del clóset, como lo hicieron los godos santistas. Pero agazaparse bajo el sofisma de la candidatura propia es indigno y mentiroso. Se dejaron llevar al matadero herrados con “azul de metileno”.
Ahora resulta que Pastrana y Uribe, “nuevos mejores amigos”, critican la mermelada como si no hubieran esparcido miel de purga a todas las regiones a través de los parlamentarios en sus respectivos mandatos.
En toda la historia de Colombia se han distribuido lentejas y mermelada. De allí la ambición de tantos politiqueros mediocres aspirando a sentar sus posaderas en una curul.
Pobre Partido Conservador tan cerca de Uribe y tan lejos de sí mismo. Lástima que los artífices de tremenda pantomima, unos en la luz y otros en la sombra, no tengan las agallas para hablarles claro a las bases del partido. Felicito a los conservadores que apoyan al presidente Santos de frente. Con ellos podemos contar para alcanzar la paz.
Posdata: Esta columna, escrita para la semana anterior, reafirma todo este asco azul. Blanco es, gallina lo pone, frito se come.
