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Cortinas de humo

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Aura Lucía Mera
09 de diciembre de 2008 - 03:00 a. m.
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CON LA PERSECUCIÓN AL cigarrillo caigo en la cuenta de que detrás del humo se esconden muchas pero muchas cosas. Primero el fariseísmo de los que siempre tienen la razón, la verdad y la moral en el bolsillo derecho de sus pantalones.

Ahora resulta que el humo del cigarrillo es el causante de todas las muertes, las gripes, los virus, la impotencia, el sida, la sífilis y los celos. Pero el alcohol, que es el causante del noventa y cinco por ciento, por decir lo menos, de las muertes en Colombia, sobre todo durante las fiestas decembrinas, tanto por accidentes de tráfico, cuchilladas, violencia, violaciones, cardiopatías, cirrosis, pancreatitis, daños cerebrales, etc., se sigue promocionando como si no se pudiera vivir sin esta sustancia. Hasta en Holanda, me dio risa, los coffe shop son para fumar marihuana y descerebrarse, pero el que quiere fumarse un cigarrillo de tabaco se tiene qusalir al anden “porque es nocivo para la salud...”.

Estoy de acuerdo con que los fumadores no debemos hacerlo en recintos cerrados. Es falta de respeto y sé que el humo es dañino tanto para el que lo consume como para el que lo recibe por tercera mano. Pero de allí a prohibir hacerlo en cualquier terraza porque ésta tiene una minicarpa me parece una absoluta ridiculez. Una cortina de humo más mientras los colombianos se descerebran a punta de bazuco, coca, éxtasis, marihuana y alcohol.

La prohibición a la pólvora se queda en eso. En una cortina de humo impresa en los periódicos o en el aire de las ondas hertzianas. La Noche de las Velitas retumbó de volcanes, cohetes, totes y toda clase de artefactos explosivos en todos los barrios residenciales de Cali. Hasta el momento no he visto a ningún “respetable padre de familia” pernoctar en la cárcel por permitir el uso de estos explosivos a sus hijos. Ya empiezan a ingresar niños desfigurados y mutilados a los hospitales.

Los continuos hostigamientos del ministro Santos al Ecuador estoy convencida son otra cortina de humo para desviar la atención de la monstruosidad de los falsos positivos. De eso vivimos, de cortinas de humo. Más dañinas que cualquier cigarrillo. Dañan el alma. Dejan heridas que no cicatrizan... termino para prender mi cigarrillo mañanero.

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