Como en el poema de Zalamea, crece la audiencia.
El domingo pasado, en el municipio de Madrid (Cundinamarca), el recinto de Puente Piedra, adecuado como plaza de toros desde hace tres años, estaba lleno. Demostrándole así al exalcalde de ingrata recordación para los taurinos —entre otros—, que le dio por clausurar, vetar, condenar, destruir, saquear y sellar la plaza de toros de Santamaría en Bogotá, a cuenta de populismo arbitrario y basado en afirmaciones que no se las creen ni sus progenitores, suponiendo que así también mataría la afición taurina, que se equivocó de tajo.
Emocionante ver el recinto abarrotado de espectadores llegados desde Bogotá y sus alrededores, Manizales y Cali. Un cartel muy atractivo. El Cid, maestro como siempre, lleno de arte y pundonor; Manuel Libardo, un colombiano que borda sus lances con el capote, y la revelación explosiva del peruano Roca Rey, que con 19 añitos ya revoluciona los tendidos.
Toros de Mondoñedo. Sol y Cielo Azul. Cachacos de alto turmequé, aficionados de tierra caliente y del común, colmaron hasta el último espacio.
Como toda corrida, hubo instantes mágicos, inolvidables lances naturales, de pecho, sustos, risas nerviosas con los apuros de Botija en banderillas, pitos a un toro que salió lisiado y no quería entrar a chiqueros, aplausos a tres toros estupendos, etc. Puente Piedra cumplió.
Esta temporada, para amargura de los antitaurinos llenos de bilis y falsas creencias, está demostrando que la afición crece. Cañaveralejo superó en público todas las expectativas, y ya los próximos abonos saldrán a la venta desde marzo. Manizales hasta las banderas. En Medellín están vendiendo las entradas a buen ritmo.
Sobre todo me ha llamado la atención que está naciendo una nueva generación de aficionados: universitarios y bachilleres asistiendo y aprendiendo a descubrir ese universo misterioso, mágico, profundo, lleno de arte y pasión que es el mundo del toro. Entendiendo que les estaban vendiendo una premisa falsa; comprendiendo y sintiendo el ritual milenario y apasionante de la lidia.
Por primera vez en mi vida aplaudí al procurador Ordóñez, a pesar de no compartir el 99% de sus dogmas. Su presencia al lado de Felipe Negret, ese héroe solitario que rescatara la Santamaría, es un apoyo fundamental a la fiesta brava. Triste no ver en su barrera a Fermín Sanz de Santamaría. Parece que su estado de salud es delicado. ¡Le deseo desde el corazón pronta recuperación!
Gocé viendo tres de mis nietos aplaudir y hacer preguntas. Ya verán si llegan a ser aficionados o no. Por lo pronto constataron que parte de sus familiares no son una banda de “asesinos de animales sedientos de sangre”. Bien por Puente Piedra. Bien por Mondoñedo y Guachicono, que siguen como quijotes batallando por sus sueños. Crecen la audiencia y la afición. ¡Olé!
Posdata: Me preocupa escuchar que al alcalde Peñalosa ya lo rotulan sus contradictores de “soberbio”, “enemigo de lo verde”, “destructor de proyectos buenos de Petro”. Por favor, déjenlo gobernar. Si alguien ama su ciudad es él. Hará todo lo que esté a su alcance para dejarla mejor de lo que la encontró. Parece que existieran seres a los que les gusta vender pesimismo y dudas metódicas. No estoy de acuerdo. Abran corazón y mente, no pierden nada. Es mejor para el espíritu.