Confieso que cuando recibí el libro de Rudolf Hommes, Así lo recuerdo, entré en pánico. Más de 400 páginas me esperaban. Un mamotreto amenazante. Imaginé enfrentarme a un tratado de economía, cifras, predicciones y análisis. Dudé entre esconderlo o regalarlo inmediatamente, pero la curiosidad pudo más y la carátula me sonreía de manera coqueta, invitándome a abrir esa caja de Pandora.
Recuerdo que uno de mis primeros trabajos cuando decidí recomenzar mi vida en Bogotá y “ahogarme en bastante agua”, desorientada y rota emocionalmente, fue un segmento en el programa televisivo de Yolanda Villabona, que titulé Una mujer, una...
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