Siguiendo este cuatrienio que va llegando a su fin, cada vez más caótico, como hormiguero pisado, llego a la conclusión de que sí ha habido un verdadero cambio, como lo prometió en su alocución aquella tarde soleada de un 7 de agosto de cuya fecha ya nadie quiere acordarse.
Cambio de gabinete a cada rato: parece un carrusel, tío vivo o rueda de Chicago. Unos llegan y se suben mientras otros bajan y salen. La rueda sigue girando. No se acaban de sentar, y el mal llamado “empalme” no alcanza a realizarse porque ya llega uno nuevo. Se podría llamar un gabinete-ventilador.
Cambio en la paz. Ahora son los delincuentes los que cobran...
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