El verdadero cambio

Siguiendo este cuatrienio que va llegando a su fin, cada vez más caótico, como hormiguero pisado, llego a la conclusión de que sí ha habido un verdadero cambio, como lo prometió en su alocución aquella tarde soleada de un 7 de agosto de cuya fecha ya nadie quiere acordarse.

Cambio de gabinete a cada rato: parece un carrusel, tío vivo o rueda de Chicago. Unos llegan y se suben mientras otros bajan y salen. La rueda sigue girando. No se acaban de sentar, y el mal llamado “empalme” no alcanza a realizarse porque ya llega uno nuevo. Se podría llamar un gabinete-ventilador.

Cambio en la paz. Ahora son los delincuentes los que cobran fuerza, primeras páginas y elogios, mientras las Fuerzas Armadas se debilitan y son acorraladas. Crece la audiencia de guerrilleros autónomos protegidos, aumentan los cultivos y se multiplican los narcoterroristas. Son ellos quienes llevan el timón.

Cambio en los discursos internacionales. Antes, mal o bien, los mandatarios se concentraban en el acto o al menos lo intentaban. Pero en estos tres largos años, el cambio ha sido totalmente revolucionario: polvos cósmicos, apocalipsis, condiciones atmosféricas, divagaciones inentendibles, incoherencias, siempre cambiante e imprevisible. Ya los países anfitriones se alegran cuando toma la palabra, porque siempre hay sorpresas, como en las piñatas: nunca se sabe qué saldrá cuando se rompe la olla.

Cambio total en las alocuciones televisadas desde Palacio. Todos los ministros salen regañados en público, humillados o insultados, menos uno que le dice a voz en cuello: “Te amo”. Vale la pena ver esos programas solo por extasiarse ante los ojos desorbitados de Benedetti y su baba de peste y rabia.

Cambio total en RTVC. Hollman, doblegado, obediente, como perrito mascota, llenando los espacios de piropos o defendiendo cosas indefendibles, tratando mal a sus subalternos, aterrorizado de que le quiten la chanfaina. Me produce tristeza. Un gran periodista que fue en Contravía, y ahora patina sobre el hielo tratando de no darse un resbalón. Me duele porque le tengo cariño.

Cambio total en la salud. La acabó. Cumplió su revolcón a rajatabla. Los pacientes más vulnerables se pasean como sonámbulos de cita en cita y cada vez los pelotean a otro lugar: al DUN para decirles que no existe la droga, que faltan firmas, que no hay cupo sino hasta dentro de seis meses. Los “errantes” enfermos en la noria. Cumplió su promesa: destrozó la salud. Y su ministro, curiosamente, es el más apoyado. Les recomiendo ver Zombies.

Cambio total en la economía. Vamos de culo pa’l estanco. Y los más vulnerables son los paganinis, porque las pequeñas y medianas empresas ya lo piensan varias veces antes de contratar a alguien. Tienen pavor de que se les queden “contratados de por vida”, sin posible salida. Ese resentimiento del mandatario, incrustado como un forúnculo de pus en el alma contra la empresa privada, empleadores, oligarcas fascistas y esclavistas, y demás elogios, se le está devolviendo como un búmeran. Pero como a él le importa un polvo cósmico, porque vive en las galaxias, pues que se desbarate todo.

Cambio total en recursos naturales. Petroleros al carajo, y todo lo que contenga “gases tóxicos”. Volveremos a las cavernas. Vamos almacenando cera para las velas, porque en la oscuridad todos los gatos son pardos. Y él ya estará disfrutando en alguna villa italiana de sus ancestros, mirando hacia el Adriático o el Tirreno, o las colinas toscanas. Porque apuesto a que, una vez terminados sus cambios radicales, levantará vuelo como los buitres, sin posible retorno. Buon viaggio.

P. D. No lo sigan calumniando en su recta final. Logró cambiar todo, y nos queda un añito más. Sin la única sensata de su círculo, Laura Sarabia, que tuvo el valor y la honestidad de salirse de ese circo-círculo tenebroso. ¡Viva el cambio!