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¡Gracias!

Aura Lucía Mera

30 de julio de 2018 - 11:00 p. m.

Sin ánimo de polarizar más este país, que ya se encuentra en el filo de navaja sobre si se vuelve a mostrar los dientes, a sacar el machete, prender la motosierra, justificar mentiras, decir más mentiras, lanzar cortinas de humo para desviar la atención de la gravedad de acciones punibles antes intocables, repito, sin ánimo de polarizar ni echar más fuego en la candela, quiero agradecerles a título personal al presidente Juan Manuel Santos y a su equipo de gobierno por sus logros en estos ocho años.

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Se ganó la rifa del enano de yeso cuando se atrevió, desde su primera posesión, a apartarse del guion escrito por su “mentor” y caminar solo y a su ritmo, con ideas claras y metas altas. Quién dijo miedo. Su “patrón” montó en cólera santa y lo convirtió en el blanco de todas las críticas, formando una masa espesa y turbia de odio y descalificación a toda idea, proyecto, ley que salieran de su nuevo y eterno enemigo y su cohorte de áulicos.

Ningún presidente en la historia de Colombia ha tenido que luchar contra tantos temporales y tropiezos. Sin embargo, Juan Manuel Santos, con una dignidad que le envidiaría cualquier estadista, logró capear temporales, estoico, siempre mirando de frente y hacia su Ítaca. Sin que lo amedrentaran, como en el poema de Kavafis, “Lestrigones ni Cíclopes / ni el airado Poseidón, / Que no te detendrán en tu camino, / si piensas alto, si escogidas / emociones albergan tu alma y cuerpo...”.

Sus ocho años como mandatario no fueron perfectos. Hubo errores y desaciertos. Promesas que no cristalizaron. Pero si se hace un balance sobrio, imparcial, exento de calificativos descalificativos, como lo enuncia The Economist, revista que está más allá de nuestro parroquialismo, Santos entrega a su sucesor un país con menos pobreza y desigualdad, con 43 millones de hectáreas protegidas, con autopistas que antes no existían, con 35 % menos de homicidios, con un Acuerdo de Paz que permitió terminar con más de medio siglo de violencia, con progresos importantísimos en materia de salud, vivienda, cultura y desarrollo económico.

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Gracias, presidente Santos. La historia le dará su debido reconocimiento. Su sucesor tiene una tarea muy grande. Desprenderse, como usted lo hizo, de su “patrocinador”, que curiosamente es el mismo. Colombia tiene el derecho de seguir adelante. De continuar con los Acuerdos de Paz. Con la Comisión de la Verdad. No más odios heredados e impuestos. No más guiones preescritos. No más asesinatos de líderes sociales. No más sangre. No más revanchismo. Basta ya de la oposición implacable del expresidente Álvaro Uribe a toda orden que no provenga de su mente mesiánica y gélida.

Necesitamos una Colombia unida. Sin garroteras. En paz. Honesta. Necesitamos mirar hacia adelante y no seguir mirando atrás. No somos la mujer de Lot, que por hacerlo quedó petrificada. ¡Hagamos camino al
andar!

¡Gracias de nuevo, presidente Juan Manuel Santos!

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