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La caldera del diablo

Aura Lucía Mera
14 de enero de 2025 - 05:05 a. m.
“La naturaleza jamás se dejará doblegar por los humanos, aunque la estemos maltratando”: Aura Lucía Mera.
“La naturaleza jamás se dejará doblegar por los humanos, aunque la estemos maltratando”: Aura Lucía Mera.
Foto: EFE - ALLISON DINNER
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“Dios tiene nombre de mujer. Se llama lluvia”.

Escribo esta columna el sábado 11. Uno de mis nietos acaba de aterrizar en Los Ángeles. Le pregunto qué sintió al ver esta catástrofe desde el aire. Me dice que todos los pasajeros se volcaron sobre las ventanillas cuando el avión sobrevoló las montañas y zonas devastadas. Una nube roja y negra cubría todo, era como acercarse a la caldera del diablo. Una cosa era mirar las fotos y videos en televisión o tabletas, y otra verlo con sus propios ojos. Algunos de sus compañeros de universidad perdieron sus casas.

Las instrucciones son precisas para los estudiantes que empiezan y viven lejos del epicentro infernal: usar unas máscaras especiales, salir poco y mantener las habitaciones con aire acondicionado permanentemente. Si la situación empeora, cerrarán el campus. Todo es incierto.

Hace poco más de un año estuve en esa ciudad, recorriendo boquiabierta esos íconos cinematográficos: la famosa colina de Hollywood, el legendario Sunset Boulevard, la milla de los famosos, las mansiones de Malibú y Palisades, atardeceres de ensueño, malecones, palmas, jardines espectaculares. Ese ritmo paradisíaco de los famosos, en la Ciudad con mayúscula, donde la vida era un sueño. Los zombis viviendo en la calle eran invisibles y la pobreza se escondía.

Bastó una chispa en una de las múltiples montañas secas que la rodean para que los vientos indomables de Santa Ana se apoderaran de todo. Un ciclón ardiente de casi cien millas por hora esparció ascuas candentes hacia lugares jamás imaginados. Y se convirtieron en llamaradas que devoraron mansiones, jardines, palmeras, automóviles.

La naturaleza jamás se dejará doblegar por los humanos, aunque la estemos maltratando. Los cuatro elementos que la conforman: tierra, agua, fuego y aire, serán siempre los vencedores. Ya vimos la DANA de Valencia, España, destruyendo pueblos en cuestión de minutos por el agua. Estamos contemplando cómo el fuego y el aire arrasan la Ciudad soñada y envidiada. Aluviones de tierra caen sobre autopistas y pueblos. Y todavía no comprendemos.

El mar aumenta su temperatura y se tragará ciudades enteras. Ya por acá Juanchaco, pueblo olvidado de nuestro Pacífico, se desapareció. Pero eso a nadie le importa. Juanchaco no es Hollywood, y no viven famosos. Colombia no se ha enterado.

Vivir el instante. Nada dura para siempre, y casas, recuerdos, vidas pueden desaparecer en un minuto. No importa si somos multimillonarios o indigentes. Vivamos en el amor y respeto por todo lo que nos rodea, y agradezcamos ese instante de vida que nos ha sido regalado.

 

Felipe(94028)15 de enero de 2025 - 02:03 a. m.
En esas zonas ricas devastadas por el fuego, el lote puede triplicar el valor de la edificación y sus propietarios se habrán permitido pagar seguros que cubren ampliamente continente y contenido, los barrios se reconstruirán, se levantarán nuevas mansiones y la vida seguirá, pero esta vez con mejores sistemas preventivos. Los pobres recibirán algunas ayudas y las aseguradoras habrán coasegurado y reasegurado valores que, como siempre, pagan entre todos sus clientes, se llama mutualización.
Alonso(57439)14 de enero de 2025 - 10:07 p. m.
Pueden matar Miles de personas en minutos, pero no pueden apagar un incendio
jorge(3766)14 de enero de 2025 - 09:00 p. m.
esta fiesta se está terminando y fuimo nosotos los culpables de que terminara mal.
Gines(86371)14 de enero de 2025 - 06:49 p. m.
Señora Mera, con respecto a su columna de El País de hoy, le comento lo siguiente: fui taurófilo con la eclosión del gran César Rincón y desde ahí, poseo una excelente biblioteca taurina que comienza con los libros de Cossío. No siendo un gran crítico del arte de Cúchares, le comento que los toretes de la feria de Manizales, eran eso, torillos de menos de 500 kilos. Los de Cali si eran toros de verdad. Los de Guachicono y muchas más ganaderías que no traían novillitos como en Manizales.
  • Gines(86371)14 de enero de 2025 - 06:54 p. m.
    Eran, repito, toros cuajados de gran trapío. Amo también a Manizales, ni más faltaba.
Carlos(odmum)14 de enero de 2025 - 06:31 p. m.
Varios de esos multimillonarios de LA, que hoy son presas de los incendios, son victimas de su propia teoria. Cuánto anacronismo en esta columna. Pero “ que importa ser multimillonario o indigente”. Oink.
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