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La inmensa minoría

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Aura Lucía Mera
09 de septiembre de 2014 - 02:27 a. m.
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Así se refería Álvaro Castaño a su inmortal emisora HJCK, que rompió paradigmas y fue la abanderada de la cultura, la música selecta, la poesía.

Pienso en Colombia. Un país de inmensas minorías, actualmente amenazadas por persecuciones absurdas que se oponen a admitirlas. Persecuciones que se agudizan cada vez más. Me explico.

La persecución a Claudia López y Angélica Lozano, congresistas, a Gina Parody y Cecilia Álvarez Correa, ministras de Educación y Comercio, respectivamente; a las dos mujeres que adoptaron su hija, a los hombres que deseen adoptar o casarse, a los amantes de las corridas de toros, a los que pertenecen a otra religión, a las etnias indígenas, a los afrodescendientes. Y la lista sería interminable, ya que existen persecuciones frontales y tácitas que se remontan a siglos.

Persecuciones salidas de vientres retrógrados, fundamentalistas, populistas: que, con argumentos deleznables, pero investidos del poder transitorio que detentan, quieren imponer a rajatabla. Se creen propietarios de la verdad absoluta y ejercen de fariseos dueños de conciencias y principios.

Somos un país conformado de inmensas minorías, tanto en lo geográfico, como en lo cultural, lo gastronómico, lo folclórico, lo artesanal, lo étnico, y en estas diferencias se basa nuestra riqueza. Que, por cierto, muy poco hemos sabido aprovechar.

Es inadmisible que se persiga y señale a cuatro mujeres inteligentes, bien preparadas, de convicciones y criterios insobornables, dispuestas a destapar ollas podridas, comprometidas en lograr un país menos corrupto y más equitativo, escarbando sus vidas privadas. Los inquisidores, los que señalan, tienen todos rabo de paja y terror de que los desenmascaren .Por eso atacan cobardemente, produciendo asco y rechazo.

Qué tal que se empiecen a sacar las “intimidades”, esas sí oscuras y clandestinas, de las dobles vidas de parlamentarios, funcionarios públicos, alcaldes, que mantienen sus respectivos “hogares” para la foto y al mismo tiempo sueltan la libido y las aberraciones en moteles o casas “sustitutas”. Aquellos que comulgan y salen a estafar al fisco o a devolver prebendas. Los que “no pueden ver sangre en la arena” pero sufren accidentes craneovasculares por sus arrecheras fuera de casa y cohonestan con las galleras porque el suegro legítimo es propietario de muchas. Y es el del dinero...

Estamos hartos de esta doble moral. De la persecución infame a hombres y mujeres por sus identidades sexuales, de señalar como criminales a los aficionados a la fiesta brava, de condenar parejas del mismo sexo que quieren adoptar niños, de perseguir vendedores de droga al menudeo, cuando muchos de los perseguidores tienen jíbaro a domicilio y la usan en sus bacanales privadas.

Estamos hartos de los que condenan el pensamiento diferente, de los inquisidores, de los que señalan y condenan.

Pedimos respeto. Toda mi solidaridad para Claudia López y Angélica Lozano, y las ministras de Educación y Comercio. Tienen mucho que aportar, destapar y limpiar, en esta cloaca en que se ha convertido la política colombiana.

P.D. Para terminar: ¡TOROS SÍ, PETRO NO! A respetar la inmensa minoría.

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