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Mala leche

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Aura Lucía Mera
28 de noviembre de 2011 - 11:00 p. m.
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Escribo desde quito. Pensaba dedicar mi columna a las corridas de toros, sin matar el toro, como sucede en esta ciudad desde esta temporada. Una fantochada.

Una falta de respeto hacia el toro que, después de dar la faena, de dar la pelea, de entregarse a la muleta con bravura, de recibir la pica y las banderillas, y ya herido de muerte, lo manden a veces enlazado a los chiqueros donde le propinan un tiro de gracia a bocajarro sin darle la dignidad de morir en su lidia, cruzándose con el torero en ese momento supremo de vida y muerte. Un ultraje que Enrique Ponce, maestro de maestros, se haya prestado para venir a Quito. Pero como tiene suerte, le tocó un toro de bandera, lo bordó y se indultó...

Pero me veo obligada a cambiar de tema. Y es la sorpresa de leer en todas las primeras páginas de los periódicos ecuatorianos del sábado 25, la noticia de que el expresidente Uribe está formando un Grupo de Opositores a los regímenes de Chávez y de Correa.

Esto sí es mala leche. Porque no de otra manera se puede adjetivar este comportamiento, de un expresidente que, en el fondo, lo que pretende es volver a agriar y emproblemar las relaciones entre Venezuela y Ecuador, países hermanos. Mala Leche contra el presidente Santos, pues nadie va a ser tan imbécil de no saber leer entre líneas lo que pretende Uribe, quien, a mi juicio, debería estar en un sanatorio mental, como muy bien lo acotó Daniel Samper en uno de sus artículos de Semana. Entre broma y sentido del humor, es cierto lo que escribe Samper. Uribe está más loco que una cafetera pitadora. Lástima que el director de Sibaté no hubiera dado respuesta a la iniciativa de Samper.

Jamás Colombia, y para ponerle punto final a este tema tan desagradable, había tenido un expresidente tan cuestionado, con casi todo su exgabinete enjuiciado, por omisión o acción. Tan señalado por acciones escandalosas como las “chuzadas”, la salud, las vías, estupefacientes... y podríamos, por qué no, continuar enumerando. Esto nunca había sucedido. Pero lo más preocupante para Colombia es que se ganó la lotería del enano de yeso, al tener que cargar a cuestas con un expresidente que no se resiste a no tener poder, que no acepta haber sido derrotado en sus ambiciones caudillistas, que no admite que nadie piense de forma diferente y que está empeñado, a como dé lugar, en seguir polarizando el país, virándolo peligrosamente hacia una derecha fanática. Por favor, acordémonos de los años cincuenta, de los pájaros y otras aves que iniciaron esta violencia imparable, de lo que son capaces los que duermen en los seminarios y hablan en nombre de Dios.

Creo que ya que el ‘ex’ no tiene un asomo de dignidad y no conoce lo que es retirarse, como lo hacen los verdaderos expresidentes, es hora de que los colombianos reaccionemos y, a como dé lugar, se le ponga punto final a sus trinos, a sus organizaciones perversas y de doble sentido, que, repito, no sólo buscan distanciar de nuevo a Colombia con Venezuela y Ecuador, sino a “joder” al presidente Santos, poniéndolo en una situación incómoda. Es hora de que el presidente Santos, con la buena educación que lo caracteriza y su manejo político de estadista, le ponga el “tatequieto” a su antecesor, cuya única obsesión es no dejarlo gobernar.

Señor Uribe. Es hora de que se calle la boca.

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