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Mentiras y salud mental

Aura Lucía Mera
13 de febrero de 2024 - 02:05 a. m.

Soy ávida lectora de El País de España. Me alejo de esta parroquia colombiana que se enfoca en sí misma sin darse cuenta de que es el hogar de millones de bacterias, las cuales no se eliminan con jabón, detergente, ni siquiera con copitos Johnson. No sé por qué hice esta comparación, pero tal vez sí lo sé y simplemente no quiero decirlo…

El diario español es un ejemplo de periodismo en noticias internacionales. Sus columnas de opinión, tribunas, reportajes y entrevistas dan cabida a los mejores escritores: Juan José Millás, Manuel Vilas, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Javier Cercas, Fernando Aramburu, Leila Guerriero, entre otros.

Retomando el título, un artículo de ese diario, publicado el sábado 10 de febrero y firmado por Rodrigo Santodomingo, habla sobre las mentiras y sus efectos en la salud mental. Este artículo se basa en las investigaciones de Christian Hart, coautor del libro Big Liars, de la Asociación Psicológica Americana, y director del Laboratorio del Engaño Humano de la Universidad de la Mujer de Texas.

Permítanme transcribir algunos extractos:

“Tras años entrevistando a miles de individuos, Hart y sus colaboradores han concluido que esquivar la verdad redunda, sobre todo, en un aumento de la ansiedad. En especial cuando la falsedad se ejerce de manera sistemática y con intenciones egoístas. «Vivir así obliga a hacer cálculos constantes, cubriendo la mentira inicial con otras posteriores, evaluando qué sabe o no la otra persona. Esto supone una enorme carga cognitiva que dispara nuestros niveles de estrés», explica Hart”.

“Más allá de supuestas mentiras piadosas que aplacan la culpa, hay individuos ante los que no valen consideraciones morales al uso. Aquellos con rasgos psicopáticos son, de alguna forma, inmunes al perjuicio emocional de la mentira. No padecen angustia o vergüenza a causa de su deshonestidad. Hart anima a no confundir al mentiroso patológico con el psicópata que miente habitualmente. «El primero conserva la capacidad de empatía y remordimiento, aunque en distinto grado». Busca, continúa Hart, «atención inventando sucesos heroicos en los que ha participado o afirmando que es amigo de algún famoso». Pero puede, a diferencia del psicópata, sufrir sobremanera por la inmensa farsa que ha ido construyendo a su alrededor. «Mucha gente me escribe desesperada confesando que sus mentiras le están destrozando la vida», dice Hart”.

En nuestro país, desafortunadamente, abundan muchos de estos individuos; han detentado el poder y ejercen sobre la audiencia una especie de hechizo o hipnotismo ya estudiado y comprobado en la psicología de masas.

Aquellos que no están de acuerdo se convierten inmediatamente en enemigos y lo único que logran es darle más razones al alacrán interno que no se elimina con su veneno, sino que sigue avanzando en zigzag, sin ser conscientes del peligro que representan, solitarios. Esa es su naturaleza y nada la puede cambiar. Solo cuando los valientes logren el triunfo de la verdad.

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MAE(2557)14 de febrero de 2024 - 05:14 p. m.
De pronto le va mejor como lectora que como columnista.Qué horror!
LUZ(8196)14 de febrero de 2024 - 12:00 a. m.
Señores de El Espectador, esto no es serio! de veras no hay mejores escritorxs de opinión disponibles?
  • Camilo A(epww0)14 de febrero de 2024 - 12:31 a. m.
    escritorxs?
gloria(68162)13 de febrero de 2024 - 11:25 p. m.
Señora Aura Lucia, con seguridad hay personas como las que menciona en nuestro país, pero tratarnos siempre con esa pordebajiada a los Colombianos es bastante molesto, PLATANAL, PARROQUIAL etc , etc, no podemos salir de ese sentimiento de inferioridad que caracteriza a este pais en general, podria una intelectual como Ud, dar el primer paso y nombrarnos de otra manera.
Felipe(c4w2p)13 de febrero de 2024 - 10:53 p. m.
oportuna columna conocemos , los uribestias son asi. nada que hacer
orlando(94712)13 de febrero de 2024 - 10:11 p. m.
Ese es el gran problema de las famosas "fake news", que hacen que las noticias mentiross se conviertan sin sonrojo alguno en verdad. Desafortunadamente, hay medios irresponsables que se alimentan de ellas y confunden a la opinión pública. Lo mejor, considero, es apartarse de las toxicas redes sociales y, acudir a la información que suministran medios confiables con el Espoectador y el País de España. Lo demás, es pura y mera basura.
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