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Hace veintitrés años, en Bogotá, Gloria Luz Gutiérrez, una mujer a quien no conocía, reconozco mi ignorancia cultural, fundó con María Mercedes Carranza, su amiga, la Tertulia Literaria en su apartamento. Al comienzo con contados asistentes, y con los años llenos hasta la bandera. Escritores, poetas, artistas, diplomáticos, intelectuales, estudiantes y amantes de los libros acuden los primeros martes de cada mes (creo) a esta cita sagrada.
Pero Gloria Luz no para allí. Con su maleta viajera llega a jóvenes de barrios marginados, cárceles, hospitales y plazas de mercado con sus tertulias. Además de crear el Premio Nacional de Poesía Obra Inédita. Me quito el sombrero.
Llego a su tertulia de metida. Homenaje a Jotamario Arbeláez por la edición completa de sus poemas: Mi reino por este mundo, editado recientemente por el Fondo de Cultura Económica de México para Hispanoamérica .
Volver a ver al poeta; escuchar de su propia voz suave, cadenciosa, maliciosa, sus poesías llenas de amor, humor negro, ironía, ternura, tristeza, rebeldía, esperanza. Me llevó a esos tiempos que compartimos juntos donde mezclábamos el amor y el humor, sin temor. Luego ese dolor por la muerte de María de las Estrellas en un absurdo accidente, su noviazgo con Claudia, el nacimiento de sus hijos... y esa amistad eterna que sigue intacta a pesar de las distancias y los años. Jota, Claudia, Salomé y Salvador forman parte de mi vida. Abrazarlos de nuevo, sentir ese poder de la palabra escrita, comprobar una vez más que la verdadera revolución está en la cultura y no en las armas ni el populismo polarizante.
Ese poder poderoso, y valga la redundancia, de los libros y su peligrosidad para regímenes que quieren ser totalitarios, ya sean de derecha o de izquierda: los extremos son iguales de miserables. Basta recordar al exprocurador quemando libros, o escuchar al actual presidente amenazar y satanizar los “medios”.
Jotamario y el nadaísmo, movimiento irremplazable hasta el momento. El Profeta Gonzalo, Eduardo Escobar, X 504, Elmo Valencia, Mercurio. Esas mini tertulias en mi casa de La Calleja donde se lloraba entre lágrimas y alcohol la muerte de Gonzalo, desde donde salió Correspondencia violada, esas cartas del Profeta y sus amigos poetas, y mi mamá que no era poeta pero sí nadaísta del alma. Para recuperar al verdadero Gonzalo Arango antes de que una “angelita” taimada y manipuladora lo “convirtiera”.
No sé por qué Correspondencia violada no se volvió a editar. En ese libro está el alma desnuda de los nadaístas, violados a propósito en su intimidad. Tal vez Gloria Luz pueda rescatar esa obra de la amnesia colectiva.
Vine a Bogotá por el grado de un nieto y tuve uno de los regalos más lindos para el alma: conocer la Tertulia Literaria y en ella a Gloria Luz. Volver a abrazar al poeta amado. Entender que el reino por este mundo nos está llevando a uno todavía ignoto donde a lo mejor nos volveremos a encontrar para “volver a reír con llanto y aprender a llorar con carcajadas”.
