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Muelas y libros

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Aura Lucía Mera
02 de marzo de 2021 - 03:30 a. m.
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No hay mal que por bien no venga. Después de un curetaje odontológico, el lunes 22, llegué al apartamento como una carne al trapo cuando la rescatan de la chimenea: desmechadita, infladita, anestesiadita, adoloridita. Inmediatamente, hielo, Dolex, antibiótico y a la camita sin complejo de culpa, siguiendo órdenes de completo reposo.

Banquete literario: Simone de Beauvoir y Albert Camus recién sacados del horno, de nuevo. La hija adoptiva de Simone rescata una novela corta que su autora nunca quiso publicar: Las inseparables, donde narra esa amistad primera, a los nueve años, con una compañera de colegio; amistad que perduró hasta la muerte de su amiga; Beauvoir nunca se perdonó haberla sobrevivido. Bellísimo texto, con fotografías y cartas.

A primera lectura, un librito más, de comienzos del siglo pasado, pero que cobra una importancia única, porque dio paso a Memorias de una joven formal, El segundo sexo y La mujer rota, libros que lograron despertar y abrir los ojos a las mujeres en la década de los 60 y, por primera vez en la vida, hacernos cuestionar esa educación anormalmente religiosa, llena de tabúes, prohibiciones, culpas, pecados y temores de condenación eterna que recibimos en los colegios de monjas; darnos cuenta del machismo reconcentrado que nos rodeaba y empezar a debatir tantas cosas, a dudar, a mirarnos de frente, sentir ese deseo salvaje de liberarnos de cadenas opresoras y atrevernos a buscar nuevos horizontes.

Simone de Beauvoir marcó un antes y un después en mi generación. Destapó la olla pitadora y las reglas del juego empezaron a cambiar, tanto en las relaciones de pareja como en las universidades y en el ámbito laboral. Las mujeres dejaron de ser animales de ideas cortas y cabellos largos y hubo rebelión en las granjas. La semilla dio sus frutos. Se juntaron los astros: los Beatles, Woodstock, el hippismo, la yerba, las relaciones abiertas, la minifalda, el Che, Camus, Gide, Aznavour, Boris Vian, las gafas de gata, el tacón puntilla y el escote bandeja. Y también los libros prohibidos debajo del colchón: Freud, Jung, Verlaine, Rimbaud, Wilde, Françoise Sagan, Sartre y su náusea, el existencialismo… todo el tsunami de ideas que se desbordó en el arte, la literatura, la música…

Camus con El extranjero, esa novela corta que corta la respiración y deja al descubierto el monstruo en que nos convertimos si dejamos que la apatía y la indiferencia emocional entren en nuestras vidas. Me volvió a estremecer después de muchos años de haberla leído, porque siento que nos hemos convertido todos en extranjeros de nosotros mismos; de lo contrario, estaríamos revueltos y exigiendo explicaciones por esos miles de seres asesinados a sangre fría con los mal llamados “falsos positivos”, que en realidad fueron un genocidio. Estamos, como país, mutilados emocionalmente. ¡Qué dolor!

Posdata. Gracias a las muelas, recibí un curetaje emocional desgarrador. No me permitiré jamás la anestesia emocional, así no cambie nada en este país de sangre y mentiras. Orión, Buenaventura, las masacres, la corrupción… Tenemos que reaccionar o somos todos cómplices. No hay disculpa válida ni justificación. Así como Beauvoir despertó a las mujeres, Camus nos tiene que despertar emocionalmente. ¡Los libros sí cambian vidas! Por eso, en los regímenes dictatoriales los prohíben. Remember Ordóñez, el pirómano, ¿o ya se nos olvidó?

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mario(o6m1m)02 de marzo de 2021 - 09:41 p. m.
!! 6402...6402 horroR, horrorrrrrrrrrrrr!!
hugo(03852)02 de marzo de 2021 - 06:15 p. m.
Apatía e indiferencia vienen en el ADN de los colombianos. Estamos condenados a cien años de soledad. Si tanta barbarie, ejecuciones extrajudiciales, hornos crematorios de los paramilitares, etc, nos hubieran movido el piso, hoy no tendríamos este desgobierno y una sociedad ignorante, manipulada que va a camino a repetir estos desastres, porque otro de nuestros peores defectos es la mala memoria
shirley(13697)02 de marzo de 2021 - 04:28 p. m.
"Por fortuna,contamos con un legado imprescindible:la poesía,las historias,las palabras y los buenos textos;conservamos la capacidad de reflexión,raciocinio e ironía.Siquiera tenemos las palabras.La literatura no podrá salvarnos,pero es un gran mecanismo de defensa;un refugio,un consuelo y una forma de resistencia ante tanta barbaridad y cretinismo". ¡Cuántos buenos libros por leer!.6402.6402.
rodrigo(82201)02 de marzo de 2021 - 04:06 p. m.
Las recomendaciones de libros de Aura lucia siempre son acertadas
Contumaz(likt7)02 de marzo de 2021 - 03:38 p. m.
...con todo respeto por la flema y el inútil cultismo a estos escritores...profunda y agriamente aburridos...si quiere uno animar al lector joven, el propósito es estéril con estos clásicos...incluida la Hiliada y la divina comedia. Hay tanto por leer!!! y de forma contemporánea...con tan buenos exponentes de narrativas variadas...desde lo filosófico, político o tecnológico hasta lo policiaco...
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