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¿Otro gol?

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Aura Lucía Mera
22 de septiembre de 2015 - 02:00 a. m.
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Tengo buena impresión del ministro de Salud, Alejandro Gaviria Uribe (aunque con esos dos apelliditos tan pesados a cuestas yo de él me los cambiaría, como está de moda).

Un hombre con una hoja de vida intachable, más títulos que Natalia Von Contrato y más puestos que el TransSiberiano, todos ejercidos con honestidad —eso sí—. Intachable. Buen tipo, como dirían en el Jockey, alrededor de un buen coñac, los que dirigen entre bambalinas este país desde la colonia.

Se ha enfrentado a la caverna pura que insiste en que todos muramos entubados y alejados de la familia, en una celda de una UCI, mientras la clínica de turno factura y nos despedimos de este valle de lágrimas y corrupción sin poder decir adiós. Ha sido valiente: lucha contra las mafias farmacéuticas, hace malabares para que las “prestadoras de servicios” paguen; para que los pobres no se mueran mientras las ambulancias hacen su agosto, logra que Los H H P P aprueben leyes, etc...

Pero se deja meter goles olímpicos. El primero fue con su Supersalud, Gustavo Morales Cobo, tal vez uno de los funcionarios más honestos que ha tenido Colombia, cuando por un telefonazo de un directivo de la Fundación Santa Fe al presidente Santos, quien se creyó el chisme y procedió, sin cerciorarse, a destituirlo ipso facto en una alocución televisiva, y el ministro Gaviria, aun a sabiendas de que era falsa la acusación, pasó de agache y no se la jugó por Morales, su funcionario estrella.

Más aún, permitió que Morales pasara 24 horas, un 24 de diciembre —sí ,en plena Navidad—, en la cárcel por haberse negado a cumplir una tutela que un corrupto de una EPS le había puesto. Pasó de agache y no dijo ni pío. Morales ya no era Supersalud, ya no era nadie oficialmente.

El nuevo golazo es el que le están metiendo con el Hospital Departamental del Valle —HUV—, el centro de salud más importante del occidente colombiano. Cuando apenas estaba saliendo de las garras de la politiquería que lo tenía atenazado entre las Dilians, los Roy, los Abadía, los Useche, cuando y por fin la Universidad del Valle había tomado las riendas de la institución, con el oncólogo doctor Jaime Rubiano como director, las presiones electoreras han logrado que el gobernador del Valle haga mutis por el foro y que los caciques de la salud se estén repartiendo de antemano las tajadas.

Inconcebible que el ministro Gaviria no se pronuncie... que esté permitiendo, con sus actitudes ambiguas y declaraciones sin sustancia, que el HUV se convierta de nuevo en el botín electorero del departamento. Naturalmente, con Ospina ya paseándose por los corredores y Angelino ídem( los han visto), pavoneándose como los nuevos reyes de la salud, envalentonando los sindicatos, manipulando las directivas de la Universidad.

El director en propiedad, doctor Jaime Rubiano, se la jugó toda por sanear esa cueva de Alí Babá y no se lo perdonan.

Lo que no se perdon es la goleada que se está dejando meter Gaviria. Como un ectoplasma, como un Pilatos más, sin importarle un pepino lo que sucederá con este centro de salud. Es decir, la verdad monda y lironda es que en época preelectoral pesan más los votos amarrados que la salud del occidente colombiano.

No sé cómo un hombre honesto como el ministro puede dormir tranquilo. En España dirían que le faltan cojones. Yo también estoy por creerlo. Él sabe que, cuando termine el período, ¡seguirá con placa oficial!

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