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EXISTE UN REFRÁN SABIO: “SI me dicen… Digo…”. Y así es. El Procurador acusa a Robledo. Robledo ataca al Procurador. Benedetti le muestra los dientes a Frank Pearl.
Frank Pearl se devuelve con un mordisco a la pierna. El Fiscal acusa al ex DAS Maza Márquez. Maza se defiende a patadas. Augusto Ibáñez arremete contra el DAS. El DAS replica que son exageraciones y persecuciones políticas. Rocío Arias empuja al abismo a Luis Fernando Velasco por un pasaje aéreo. Luis Fernando alega que no sabía quién se lo había enviado. El árbitro Buitrago ataca a Humberto Mora por ofrecer dinero. Mora dice que es mentira. Rafael Correa le ladra al Wall Street Journal . El Wall Street lo acusa de “farquiano”. Los godos le coquetean a Noemí, Uribito pelea con los godos. Valencia Cossio arremete contra todo, todos quieren ver desaparecido del mapa político a Valencia Cossio. Sabas clama por su inocencia. Nadie le cree a Sabas. El cohecho debe ser entre dos personas. El Gobierno sostiene que con uno basta. Y así…
Todos contra todos. Songo le dio a Borondongo y Borondongo le dio a Bernabé. Colombia es en estos momentos una gran mesa de ping-pong donde la pelota va y viene de lado a lado, cada golpe con más contundencia, efecto y mala leche. Nadie está a salvo. Todos somos sospechosos, por uribistas, por antiuribistas, por estar en desacuerdo con el referendo o por pedir que no lo voten, por defender la ley de víctimas o por atacarla, por creer que Santofimio mandó a matar a Galán o por decir que eso no es posible, por apoyar la inmunidad de los honorables o por considerar que esto es una alcahuetería sin nombre.
Sería hasta divertido observar estos matches de raquetazo limpio y raquetazo sucio si no estuviera la suerte de Colombia pendiente de quién gane cada round. Es vergonzoso, por decir lo menos, lo que está sucediendo. Los acusados niegan las acusaciones. Los que acusan sostienen que tienen la verdad. Nadie sabe quién la tiene. Nadie sabe cuántas son las víctimas, ni las fosas comunes, ni los incinerados en ladrilleras. Nadie sabe por quién va a votar. Nadie cree en ningún político. Nadie cree en el Congreso, y sí muchos claman porque lo cierren del todo y todas las sillas, al fin, se queden vacías.
Lo que se huele en el ambiente, de todos los estratos, es una tufo a hartazgo y a saturación. Hartazgo del periodismo amarillo. Hartazgo de los noticieros amañados porque están pendientes de nuevas concesiones. Hartazgo de que José Obdulio se haya colado en un periódico, anteriormente liberal e independiente. Hartazgo de alimentarse todos los días de estas peleas intestinas, peleas de poder, de acusaciones matreras, de verdades a medias y mentiras bien confeccionadas. De los escándalos tapados con humo —léase el sonado caso de Tom y Jerry que se quedó en el limbo, etc—.
P.D. Leo y no creo: Uribe exaltó la labor del Congreso y sostiene que “acabó con el clientelismo”. Me enloquecí.
