En medio de esta polvareda que levantó el inquisidor, al que le sentaría bien esa copla picaresca de “Las Celestiales” de Miguel Otero Silva: “...Hiciste lo que quisiste /San Ignacio de Loyola/ pero quisiste ser Papa/ y te pisaste una bola..”, y que se le ha devuelto como un bumeran, buscando su propia cabeza para degollarlo políticamente y con razón, pues no se puede impunemente ser tan soberbio y fundamentalista, y que nos tiene indignados a cientos de miles de colombianos, por su atropello a la democracia.
Retomo. En medio de la polvareda pasó desapercibido y mínimamente registrado en los medios de comunicación el Premio franco-alemán de Derechos Humanos Antonio Nariño 2013, otorgado a través de los embajadores de Francia y Bélgica el 12 de diciembre a monseñor Gustavo Girón Higuita, vicario apostólico de Tumaco, al movimiento Madres de Soacha y al director de Canal Capital Hollman Morris.
Monseñor Gustavo Girón lleva cinco años en la Diócesis de Tumaco ,ha sido amenazado de muerte en varias ocasiones, y declarado “objetivo militar” por la banda narcoparamilitar de Los Rastrojos. Conviene recordar que en los últimos años han sido asesinados en Colombia 2 obispos, 79 sacerdotes, 8 religiosas y 3 seminaristas. Gracias a su valerosa labor continua, esta ciudad —olvidada del Estado hasta hace poco, azotada por los narcos y los paras, situada en un sitio estratégico para la distribución de droga— guarda aún la esperanza de algún día figurar en el mapa de la nación.
El Movimiento de las Madres de Soacha, que contra viento y marea han logrado visiblizar su dolor y ser tenidas en cuenta para tener voz y poder denunciar las atrocidades de que fueron víctimas sus hijos, por parte de las Fuerzas Armadas de nuestra patria consagrada al Corazón de Jesús, y tratadas de silenciar con la complicidad de altos mandos del régimen anterior.
Canal Capital, en la cabeza de su director Hollman Morris, un canal nacional dedicado básicamente a defender los Derechos Humanos. A darle la oportunidad a las víctimas, a los desplazados, a las viudas, a los huérfanos, a las madres, de que nos cuenten la verdad de lo sucedido en este país, donde la sangre y la muerte se convirtieron en el pan nuestro de cada día, amparado todo en el silencio cómplice de los medios de comunicación, que jamás pusieron en sus pantallas programas de esta naturaleza, tapando la caca como el gato y dándole espacio a la farándula, a los realities grotescos, a las peleas entre divas y a registrar lo que “sus patrones ordenan para no perder rating”.
Felicitaciones. Deplorable que otros “medios” a duras penas hayan publicado este reconocimiento. Adelante. Buen viento y buena mar.