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“De Madrid al cielo” es la expresión preferida no solamente por los madrileños de pura cepa, que son pocos, porque la verdad es que Madrid fue un cruce de caminos por su situación, geográficamente hablando, en el centro de España, que comunicaba casi equidistantemente a Extremadura, Asturias, Galicia, Andalucía, Castilla La Vieja, Castilla la Nueva, el Cantábrico y el Mediterráneo. Un punto de encuentro.
En el principio era una elevación cubierta de madroños, pinos piñoneros, álamos y chopos, donde los osos se paseaban a su antojo y los venados y jabalíes también. Era un coto de caza, lugar preferido por reyes y nobles. No en vano su símbolo en el centro de la Plaza del Sol es la escultura del Oso y el Madroño.
Ya esto pertenece a la historia. Es leyenda. ¡Ahora Madrid es Madrid! Una ciudad que no se puede comparar con ninguna otra capital europea. Porque es distinta. Además no quiere parecerse a ninguna. ¡Y en eso reside precisamente su encanto!
Tiene la marcha de Nueva York, pero no está asfixiada por rascacielos que tapan el sol. Al contrario. El cielo azul siempre está a la vista en verano o en invierno. Jamás los tonos grises la opacan. La vida taconea por sus calles y cada rincón es diferente. La Plaza de Santa Ana, recogida y empedrada, compite en encanto con la Plaza de Cibeles que se abre en Alcalá, la Gran Vía, Callao, con el esplendor de sus edificios, verdaderas obras de arte.
Estos días de otoño, las retinas y el corazón se llenan de sensaciones y se amontonan. Un almuerzo con Juan José Millas, quien recientemente estuvo en el festival de literatura Oiga, Mire, Lea en Cali, fue deleitarse de nuevo con sus apuntes brillantes, su sentido del humor y su elegancia intelectual. Asistir a la conferencia, en el Centro Cultural La Rioja, de Joaquín Antuña, periodista asturiano y reconocido mundialmente por sus fundaciones filantrópicas, que ayudan en educación y progreso a los países más pobres y abandonados. Fundador de Paz y Cooperación, reconocida como la “Mensajera de Paz” por la Unesco. Embajador de los derechos humanos. Huésped ilustre de España. Amigo personal de Mandela, la Madre Teresa, Desmond Tutu. Creador del Premio Escolar Paz y Cooperación que se ha convertido en referendo mundial. Presentó su último libro que recopila sus artículos periodísticos diarios de Galicia Digital. Ha estado en Colombia, sería interesante invitarlo de nuevo. Su pasión son la paz y la educación.
Asistir a Las Ventas, catedral sagrada de la tauromaquia, una tarde de la Feria de Otoño. Espectáculo majestuoso aun para aquellos enemigos del toreo. ¡22.000 personas en silencio absoluto admirando a Talavante enfrentando un astado de 590 kilos con su muleta y su arte!
El Prado, el Thyssen, la Ermita de San Antonio de La Florida, donde reposan los restos de ese monstruo de la pintura, Francisco de Goya; caminar Serrano, asomarse a los escaparates vestidos de otoño, caminarse la Gran Vía, donde el peatón es el rey, degustar los pimientos del padrón, que unos pican y otros no... Darle un abrazo a Manolo Molés, el mejor crítico taurino de España...
Sí. Madrid, la capital del Cielo... Donde la marcha, el taconeo, la gracia, el salero, la cultura y la elegancia son contagiosas... Y ese sol... ya se aleja, ¡pero sigue brillando en ese fondo azul!
Posdata. ¿Sería mucho pedir que cada uno de nosotros, los colombianos, nos diéramos la mano, nos reconociéramos, nos uniéramos en torno a la paz y la convivencia y dejáramos de insultarnos y atacarnos? ¿Nos gusta regresar a la caverna del odio? ¿Ese será nuestro destino eterno?
