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Un año para tener en cuenta

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Aura Lucía Mera
26 de diciembre de 2011 - 11:00 p. m.
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Última columna de 2011.

Año fuerte en todos los sentidos. La naturaleza lucha a dentellazos para recuperar lo que le ha sido robado. Su fuerza estremecedora se dejó sentir a lo largo de nuestra geografía. Nos mostró que somos, aunque nos creamos el centro del universo, simples bípedos con ínfulas de grandiosidad. Ojalá aprendamos, así sea con sangre y dolor, a respetarla.

Para 2012 no más improvisaciones. Gases de Occidente tiene el deber de mantener reservas suficientes para emergencias. Las carreteras tienen que ser acondicionadas para un país que esta apiñado dentro de tres cordilleras desafiantes. Los ferrocarriles tienen que volver a funcionar. Los ríos Magdalena y Cauca deben recuperar su navegabilidad. El puerto de Buenaventura, convertirse en el eje para el comercio del Pacífico y Ecopetrol, prevenir tragedias que se hubieran podido evitar con un mejor monitoreo.

Cambiando al plano político, se destaparon las ollas más podridas. Con una verticalidad a toda prueba, el gobierno Santos marcó una pauta totalmente diferente a la de su antecesor. Nos demostró, a quienes creíamos que su gobierno iba a ser el continuismo del excaudillo, que las cosas son a otro ritmo.

Se inició la reparación a las víctimas olvidadas y relegadas durante años y años. Se empiezan a restituir sus tierras robadas por narcos, paramilitares y guerrilla. Los desplazados ya tienen la esperanza de retornar a sus tierras y comienzan a ser considerados como seres humanos que han sufrido las peores vejaciones de nuestra historia.

Se restablecieron a plenitud las relaciones con los países hermanos. Se terminó con la arbitrariedad de que “los que no están conmigo están contra mí”. Se están destapando las enormes desigualdades sociales y económicas del país, y se está aumentando la responsabilidad social de empresas y empleadores.

Parece que con este año también se termina una enorme pesadilla que nos estaba ahogando y confundiendo a todos, que logró polarizar al país y nos vendió toda suerte de mentiras; que al comienzo casi todos los colombianos compramos como si fueran la verdad revelada. El año 2011 lo definiría como el del sacudón. Que nos volvió a abrir los ojos y ponernos los pies en la tierra.

Y para terminar, simplemente no entiendo la saña que se ha desatado contra la fiscal Viviane Morales porque se casó con su marido. Alonso Lucio tiene derecho a reconstruir su vida. Además, nadie tiene el derecho a meterse en la vida privada de nadie. El desempeño de Viviane Morales como fiscal ha sido intachable. Ya hubieran querido muchos antecesores, o todos, tener los pantalones y el valor de ella para enfrentar las vacas sagradas como lo ha hecho. Un funcionario se evalúa por sus aciertos o errores. Viviane y Lucio tienen todo el derecho de formar una pareja.

En lo personal, doy gracias. Fue un año fuerte, duro. Muerte de amigos del alma. Conciencia de que la vida pasa demasiado pronto y que ya se van dejando atrás muchas cosas. Pero doy gracias, porque también he recibido la fuerza, el apoyo y el amor de los que más quiero y a los únicos que me debo. De resto, feliz 2012 y a seguir caminando con la mirada en alto y el paso firme, sin jamás hipotecar el pensamiento ni doblegarse ante el dolor. 

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