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Hace algunos años, el Valle del Cauca parecía estar bajo una maldición sin salida. De haber sido un departamento estrella y pujante, se fue esfumando como si un manto gris, tenebroso, maloliente y espeso lo rodeara... La peste de ratas politiqueras, corruptas, ávidas de poder y codiciosas empezó a roer los cimientos de la región, ahogando entre sus tentáculos cualquier intento de progreso, dignidad y prosperidad.
Los vallecaucanos, incluidos los caleños, somos tardíos en reaccionar. Lo reconozco con vergüenza, pero lo reconozco. Somos descendientes de finqueros, y estas tierras que sudaron nuestros antepasados, convirtiéndolas en terrenos fértiles y paradisíacas, desecando humedales, controlando los ríos y dominándolos, hubieran sido siempre así, pero nos contaminamos de apatía y buen vivir, conformando lo que calificó un ilustre periodista de la región, hace muchos años, como “la Sagrada Orden del Bramadero”, cuyos ilustres miembros sólo se inmutaban si alguna vaca propia se moría o si una plaza de caña era cortada a destiempo.
Llegaron empresas, industrias importantes, ingenios, pero la mentalidad no cambió. Cuando llegó la peste no supimos reaccionar, y así pasaron años. El departamento, casi inviable. Su capital, destrozada y saqueada...
Ubeimar Delgado, nombrado gobernador por chiripa cuando Useche y su banda se repartían a su gusto el despelote encabezado por Abadía en su anterior administración, logró, con mano férrea y amarrándose los machos, poner orden y equilibrar finanzas. Poner de nuevo en marcha la región. Importante trabajo que encendió de nuevo el motor y aclaró el panorama.
La actual gobernadora, Dilian Francisca Toro, es una máquina imparable. Dedica todo su tiempo y energía a posicionar su Valle como líder en el país. Su equipo de gobierno le sigue el ritmo. Un ritmo exigente y sin concesiones. Y sus logros saltan a la vista.
Por primera vez en muchos años, el Hospital Universitario del Valle da utilidades. Más quirófanos. Menos burocracia, que venía enquistada como tumor maligno. Flujo de caja para pagar insumos. Garantizar el buen servicio a los pacientes. Medicina nuclear, laboratorio, banco de sangre. Nómina al día...
La gestación del Centro de Danza más importante de Latinoamérica. Museo, biblioteca, Centro Documental de Danza, con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Embajada del Japón.
El tren de cercanías. Ya una realidad. Ese sueño de muchas administraciones que por a, b, c, siempre se quedaba en proyecto, y que unirá al fin a Cali, Yumbo, Jamundí, Palmira, desatascando la movilidad, con apoyo de Francia, la Alcaldía de Cali y la Fundación para el Desarrollo Integral del Pacífico.
El Valle, según el DANE, ha sido la segunda región con mejor crecimiento, con tres años por encima del promedio, atrayendo cada vez más empresas.
La nueva planta regasificadora en Buenaventura. Seguimiento exhaustivo a las fallas administrativas de hospitales públicos... Estos son algunos de los logros; el espacio no me da para más.
Siento orgullo como vallecaucana raizal de ver y comprobar que la gobernadora Dilian Francisca Toro se lanzó como una locomotora imparable para devolverle a esta privilegiada región su importancia, sacándola del marasmo y el desgreño en que había caído. Nos toca ahora a los vallecaucanos seguirla respaldando y, sobre todo, ¡impedir que vaya a caer de nuevo en las garras non sanctas que están moviendo sus pezuñas de nuevo!
