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La semana que pasó es como para que quede grabada en la memoria de los colombianos como una de las más vergonzosas y cuestionables de nuestra historia reciente. Paso a enumerar sólo algunos hechos. Voy por turno.
Iniciamos con la foto de un presidente en calzoncillos, o pijama bóxer, o como se la quiera llamar. Abotagado, sentado en un balde amarillo. O sería la sala de la vivienda gratis, leyendo un periódico trasnochado.
Luego viene la posesión casi a escondidas, tal vez por la puerta de Job de la Casa de Nariño, del magistrado más cuestionado en la historia. Sin que significaran nada los cuestionamientos graves en su contra, como el quedarse con la platica de la viuda y otras cosas nada banales. A las malas, a las patadas, se trepó a una de las máximas magistraturas del Estado.
Como si fuera poco, al destaparse, por enésima vez, los escándalos del penal de Tolemaida, sin que nadie haya movido un dedo al respecto, y cuando ya es un hecho que se salieron de madre las sinvergüenzadas que se alcahuetean desde ese centro de reclusión para los “intocables”, disparan cinco balazos contra el vehículo en que viajaba Ricardo Calderón, uno de los periodistas estrella de la revista Semana en la unidad investigativa, que jamás se ha detenido un momento para lanzarse como sabueso a la caza de todas las ollas podridas que tenemos en este país, que si nos ponemos a concursar nos ganamos el Guinness de la podredumbre. Se supone que se harán las pesquisas. Se perseguirá a los autores Se condenará. Puro blablablá. Blanco es, gallina lo pone y frito se come. No en vano era el periodista que estaba destapando la olla de Tolemaida y que se encontraba, a tiro de piedra del lugar...
El clientelismo político no para, y al ya cuestionado y poco grato en muchos recintos, aunque sigue de presidente del Congreso, Roy Barreras, lo desenmascara esta vez el superintendente de Salud, Gustavo Morales, quien de frente y sin temor afirma que el senador le ha hecho visitas para cambiar a su antojo funcionarios de EPS que están en vía de extinción o cuestionadas. Y si le sumamos lo que se dice a voz en cuello, el botín que tenía en la Emcali intervenida, lo de Caprecom y lo que se rumora en el Hospital Universitario del Valle de sus cuotas políticas, ese botín que lo tenían bien repartido con la ex Dilian, la Dama de la Salud, pues otro plato de la semana. Bien por Gustavo Morales. Nunca le va a temblar la mano. Ojalá le pongan escoltas. Los enemigos no son de ignorar.
Terminamos con “un gobernador de miedo”, el de La Guajira, otra olla de presión que destapa Semana. Los cargos que supuestamente se le imputan son de terror. Si todo es cierto, estamos ante un forajido con mayor poder que Iron Man.
Y como postre: la estupidez salida de tono de los jerarcas de la Iglesia católica, proclamando que los notarios que casen a las parejas LGBTI pecarán gravemente. Yo había entendido que uno de los papas había dicho que el infierno ya no existía. ¿Para dónde se irán estos notarios pecadores si ya no existe la paila eterna? ¿Y si los notarios son agnósticos, budistas, ateos o musulmanes? ¿Cuándo se va a dejar de meter la Iglesia en lo que no le incumbe? ¿No tiene suficiente con sus pedófilos ensotanados?
Semana para recordar. ¡Qué vergüenza!
