Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Primera comunión en la infancia. Catequesis durante muchas semanas en la adolescencia, voluntaria y sin presiones para prepararse a confirmar su fe católica. Un camino escogido libremente. Igual sería si hubiera preferido el budismo, o simplemente ser agnóstico, ateo de tierra firme o integral. Todo respetable. Estamos en una sociedad que respeta el libre desarrollo de la personalidad, aunque nadie entienda muy bien eso qué quiere decir y muchos lo tomen como “hacer lo que les dé la gana”.
Ya los colegios no enseñan religión, ninguna. Es como si las religiones tuvieran lepra o contagiaran sarna. No sé, pero así es. Así como no se enseña historia ni arte y cualquier joven puede olímpicamente confundir a Picasso con Noé, el del Arca, o a Manolete con Rembrandt. Los bachilleres actuales se gradúan en la más supina y perfecta ignorancia sobre cultura general, y si a eso les sumamos los teléfonos móviles, los videojuegos, las influenciadoras de cabellos largos e ideas cortas, pechos de silicona y labios inflados, pues no podemos escandalizarnos de que el mundo esté patas arriba. El importa-culismo impera.
Acompañé de “madrina” a un nieto en su confirmación: iglesia preciosa, arzobispo vestido de luces, arreglos florales y música de Cámara. Las mujeres de blanco del brazo de sus padrinos y los jóvenes de traje formal, avanzando lentamente hacia el altar. guardando distancias, pasos ceremoniales, óleos sagrados, sin la cachetada de antes.
Aquí llega Macondo, realismo mágico: muchos de los “confirmantes” jamás habían escuchado el Padre Nuestro. No tenían ni idea de qué se trataba. Tampoco sabían la historia de su religión: se quedaron en babia cuando el arzobispo afirmaba lo de “Tres personas en uno y un solo Dios verdadero y el Espíritu Santo que les entraba como lenguas de fuego”.
Días después le expliqué a mi nieto que el Padre Nuestro es una oración universal al Abba Father -como uno lo conciba- y que reúne la más bella filosofía de vida. Oración que reúne a todas religiones porque es una guía por hoy. El pan de cada día, perdonar como nosotros perdonamos, pedir que no nos descarrilemos; solo por hoy.
Recuerdo en una reunión mundial de Alcohólicos Anónimos en Seattle, en el estadio más grande, rusos, polacos, europeos, latinos, australianos, asiáticos, sin distingo de religión, tomados de la mano. Miles de seres pronunciando emocionados el Padre Nuestro al finalizar la ceremonia, y aprender a vivir el hoy.
PD. Absurdo el hecho de, con arzobispo y óleo incluidos, los jóvenes no tengan idea de esta plegaria. Analfabetismo espiritual.
