Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

“Votamos”

Aura Lucía Mera

25 de enero de 2022 - 12:17 a. m.

No, no pienso referirme a las próximas elecciones, ese batiburrillo de nombres, alianzas, coaliciones, indecisiones, temores, voltearepismo, arribismo, mala leche, acusaciones, chismes y vulgaridades. Opciones estupendas como Alejandro Gaviria, Íngrid Betancourt y Sergio Fajardo. Otras que no inspiran mucha confianza, como la de Petro. Otras de vergüenza, como la del macho machote Hernández, que parece una versión criolla de Terminator de pueblo. Que siga el circo de las vanidades, los egos, las mentiras, las falsas promesas, las propuestas brillantes y sensatas. Todo está más revuelto cada día, los tarjetones no los entiende nadie y los volantes son repartidos en noches de niebla. En fin, amanecerá y veremos.

PUBLICIDAD

Me refiero al cortometraje Votamos, dirigido por Santiago Requejo, que ya tiene una nominación al Goya y ha causado revuelo internacional. No solo por el tema, sino porque se rodó en una sola secuencia y aborda una problemática social que nadie quiere sacar a la luz.

La historia se desarrolla en un edificio donde los inquilinos o propietarios se reúnen para votar si están de acuerdo o no en cambiar el ascensor que ya está viejo y dañado. La votación es unánime y todos los vecinos son amigos cordiales.

Hasta que uno de ellos, antes de despedirse, les comparte que al fin logró alquilar su piso, después de algunos meses de ofrecerlo. Todos lo felicitan y proponen un brindis, pero uno de ellos pregunta quién será el nuevo inquilino y la respuesta es: “Un compañero nuevo de trabajo que está en un programa de reinserción social porque tiene un problema de salud mental”.

Se arma Troya. Protestas, acusaciones, que si de pronto los va a atacar con un puñal o le da por incendiar el edificio en un ataque, que si se reunirá con amigos locos, que si la adolescente del tercer piso correrá peligro. Lo tildan de irresponsable. Exigen una nueva votación para vetarlo. Él responde que es su apartamento y lo puede alquilar al que le dé la gana.

Read more!

Hasta que una de las inquilinas saca su cajita para tomarse la medicina que le han recetado y les confiesa que ella está diagnosticada con esquizofrenia paranoica desde hace más de 20 años y ha sido vecina de ellos durante 15. Silencio sepulcral. Jamás han tenido ni un altercado con ella. Todos la quieren, es un ser humano normal.

Cuenta Requejo que la idea surgió porque un amigo le contó un día que en su edificio había sucedido este caso, habían vetado al supuesto “anormal”. Requejo empezó a investigar y se dio cuenta de la estigmatización social, la ignorancia y los prejuicios sobre esta población “recetada” con algún trastorno mental.

Un cortometraje magistral, humano, que nos invita a la compasión, la solidaridad y el conocimiento. No existe ningún ser humano perfectamente normal y todo es normal mientras no nos cuenten. Existimos con nuestros miedos, emociones, depresiones, euforias, creencias disímiles, fobias, insomnios o aletargamientos, rabias, frustraciones, alegrías. Cada individuo, individua o individue, como prefieran, es diferente a otro. Por eso aprender a convivir es un arte.

La salud mental es un tema que nos concierne a todos. No es un estigma buscar ayuda psicológica o psiquiátrica, o grupos de apoyo. Todos tenemos a Eros y a Tánatos en nuestra esencia. Y muchas veces es más confiable alguien que nos comparte sus debilidades que el supernormal. Obviamente prefiero a los que tengan algún cromosoma loco que el perfecto cuadriculado, me gusta más el Homo ridens que el Homo sapiens.

Read more!
Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.