Water Polo

Árbol que nace torcido nunca su rama endereza... O si lo hace es con muchísimo esfuerzo, palitos que la sostengan, podada regular y mucho cuidado para que no se tuerza de nuevo y se vaya a tierra con raíces y todo. Creo, y esto es a título personal, que el Polo Democrático nació torcido.

Desde su inicio, y para ganar adeptos y tener fuerza política, abrió las toldas a cuanto baboso mamerto existiera, a los anapos, a los inconformes, a los intelectualoides de caspa, gafas y resentimientos acumulados, a guerrilleros camuflados. Naturalmente algunos ideólogos de peso, desgraciadamente los menos. Y como reza un refrán español: “es más importante para una señorita que recién debuta en la palestra pública o sociedad, mantener las piernas cerradas que abiertas”.

Pasó lo que tenía que pasar. Se coló de todo. Aceptaron todo. Todo el que se pusiera camiseta amarilla y alzara la mano, bienvenido. Y esta nueva fuerza de oposición y de ideas alternativas que Colombia tanto necesita, arrancó con ímpetu, pero con muchísimas ramas torcidas que lo derribaron. Punto. El Polo cayó al agua. Water Polo.

Voté por Carlos Gaviria. Voté por Mockus que fue Polo. Creí que el árbol lo podían enderezar, pero el contrapeso creció y lo tumbó. Actualmente existe un pequeño resquicio. Unas cenizas, no exentas de contaminación, que tratan de resucitar como el ave fénix y volver a volar. Ojalá lo logren. Necesitamos un movimiento fuerte, honesto, despolarizado del uribismo aterrador y ultraderechista y el gobiernista que ya es una colcha de retazos, que amenazan con estremecer más al país, llevándolo a fanatismos atávicos, de aquellos que nos han costado tanta sangre.

Pero necesitamos gente pensante. Cerebros capaces de desligarse de los resentimientos populistas mamertos, de los oportunistas de turno que lo que quieren es subir al podio y llenarse los bolsillos en nombre de los más necesitados. Ojalá Clara López, una mujer de armas tomar, en el buen sentido de la palabra, deje un poco el dogmatismo y la soberbia y sea la líder que sepa encauzar, junto con Robledo, este movimiento de izquierda racional y normal.

Navarro Wolf, Patricia Lara, Antanas Mockus, Pedro Medellín, Gaviria si reacciona, Antonio de Roux, Alfredo Molano, García-Peña, empresarios visionarios, ejecutivos, podrían intentar de nuevo organizar un verdadero partido alternativo. Una verdadera opción para Colombia, cansada ya de los godos, los uribistas, los lagartos que se pasan de polo a polo, los lameculos, los parapolíticos, los farcpoliticos, los mafiopolíticos. Un partido que sepa conducir a este país intolerante y anárquico por una ruta diferente. Lo pueden hacer si les da la gana. Si se guardan los intereses personales y piensan en lo que deberían pensar: en Colombia.

Amanecerá y veremos. Por ahora, el rompecabezas está pateado y las fichas dispersas. A ver si ahora escogen las que son.