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La distancia entre Porto Alegre y Davos

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Beatriz Miranda
26 de enero de 2016 - 04:26 a. m.
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Hace quince años nacía en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, el Foro Social Mundial, simultáneamente con el Foro Económico realizado en Davos, Suiza, anualmente. La edición de enero del 2001 fue convocada bajo la consigna “El antiDavos del Sur”.

A partir de 2003, nuevamente en Brasil, el Foro amplía su agenda y reitera que “Otro Mundo es Posible”. En aquel entonces, el Foro contó con la presencia del expresidente Lula, quien en una decisión salomónica decidió ir a Porto Alegre y Davos.

Del 19 a 23 de enero de este año, Porto Alegre nuevamente abrió sus puertas para este Foro Social, ahora denominado FSM Porto Alegre + 15, convocado bajo la consigna “Paz, democracia, derechos de los pueblos y del planeta”, un foro temático previo a la realización del Foro Social Mundial en Montreal, en agosto de 2016.

Los participantes harán una retrospectiva del Foro para vislumbrar su proyección en el futuro, ante una agenda mundial cada vez más dominada por Davos. Se espera que Porto Alegre, cuna del Foro, sea fuente de inspiración para los movimientos sociales en un momento en que la izquierda y la democracia representativa pasan por una crisis de grandes dimensiones.

La realización de este Foro en Montreal es significativa. Carminda Mac Lorin, co-coordinadora del Colectivo de Organización de la edición canadiense afirmó que “hoy la distinción Norte Sur no tiene más sentido. Hay “nortes” en el Sur y también hay “sures” en el Norte. La fractura mayor no opone a los países de un lado y otro del ecuador, sino que atraviesa el conjunto de las sociedades, oponiendo las élites que monopolizan la riqueza y el poder al conjunto de la gente que apenas sobrevive. La democracia cedió ante una oligarquía mundial que impone reglas en todas partes. (…) Los pueblos se movilizan, se indignan y se insurgen por encima y por debajo del ecuador”.

El momento es crítico, la desigualdad sigue aumentando en todo el mundo. La ONG Oxfam presentó un estudio que reveló “que un grupo de 62 billonarios acumuló riqueza equivalente al patrimonio de mitad de la población mundial, o sea, 3,6 mil millones de personas.”

En el primer Foro Social Mundial, la preocupación era con el neoliberalismo, la supremacía del mercado y la globalización económica acelerada. Se creía que la izquierda podría llevar adelante dos banderas imprescindibles para la construcción de un nuevo mundo: la ética y la igualdad. Desde entonces, el neoliberalismo tuvo mil y tantas facetas, con nombres progresistas, y el resultado es desalentador: menos ética, más corrupción y amplia brecha entre los ricos y pobres y la democracia representativa no ha logrado ser más participativa.

Oded Grajew, idealizador del Foro Social de Porto Alegre, enfatizó que hoy “los gobiernos están más a servicio de quien tiene recursos, de quien financia sus campañas, de quien tiene el poder económico, lo que se traduce en poder político.”

El sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos Santos reconoció la importancia del Foro Social Mundial para impulsar articulaciones continentales e intercontinentales, como la Marcha Mundial de Mujeres, la Vía Campesina y la Articulación Indígena Intercontinental. No obstante, resaltó que “el Foro Social Mundial no toma posición política y no consiguió movilizar luchas conjuntas”.

Por ahora, el partido español Podemos aparece en el escenario como una esperanza, si no reza literalmente la cartilla de la izquierda progresista de América Latina, actualmente desacreditada y que, al contrario de lo que se esperaba, resucitó la ola conservadora. Sin duda, una victoria de Davos y una derrota de los pueblos.

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