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Los “emails” de Clinton: ¿la hecatombe?

Beatriz Miranda

31 de octubre de 2016 - 10:00 p. m.

A once días de las elecciones presidenciales más controvertidas de Estados Unidos en los últimos tiempos, el FBI reabrió la investigación a la candidata demócrata Hillary Clinton por la utilización de una cuenta personal y de un servidor privado cuando se desempeñaba como secretaria de Estado, entre 2009 y 2013.

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Al utilizar una cuenta personal y un servidor privado, Clinton podría haber abierto las puertas para que los hackers rastrearan sus comunicaciones oficiales, poniendo en riesgo la Seguridad Nacional de Estados Unidos.

Los antecedentes de este nuevo Wikileaks están en 2009, cuando Clinton fue nombrada Secretaria de Estado y se le concedió una dirección de correo y un teléfono celular oficial. La entonces jefa de la diplomacia estadounidense rechazó ambos medios, justificando que no quería “cargar con dos dispositivos”: uno personal y otro oficial. A partir de ahí, no utilizó su “email” oficial y gratuito, y pasó a comunicarse por medio de un correo de carácter privado.

En 2013, cuando Hillary ya había dejado su cargo, ocurrió una investigación en el Congreso de Estados Unidos sobre el ataque al consulado estadounidense en Bengasi, Libia, en 2012, cuando falleció el embajador Chris Stevens y otros tres funcionarios del gobierno. En aquel entonces, se constató que Clinton jamás había utilizado su “email” oficial. Desde esta fecha, Hillary ha enviado 60.000 correos electrónicos cuyas informaciones son consideradas irrelevantes y supuestamente 32.000 fueron borrados por error.

Pese a toda la polémica, en julio de este año Clinton fue interrogada por más de tres horas en la sede del FBI y exonerada de cualquier conducta delictiva. De todos modos, los nuevos hechos relacionados con sus comunicaciones suscitan preocupaciones en el interior del Partido Demócrata, ya que hay encuestas que demuestran que la diferencia entre los candidatos presidenciales ha disminuido y que evidencian la fuerza de los republicanos junto al director del FBI, James Comey, quien informó al Senado de Estados Unidos acerca de nuevos “emails” de Clinton y es celebrada por el candidato republicano Donald Trump, quién inmediatamente afirmó: "Tengo gran respeto por el hecho de que el FBI y el Departamento de Justicia tengan ahora el valor de enmendar el terrible error que habían cometido" al no presentar cargos contra Clinton.

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Por otra parte, el republicano Paul Ryan, actual presidente de la Cámara de Representantes, afirmó que “la candidata demócrata ha defraudado la confianza del pueblo estadounidense”.

La exsecretaria de Estado solicitó al FBI que publiquen toda la información que tengan, con la confianza de que no van a cambiar la decisión de no presentar cargos en su contra.Hasta ahora, en pleno furor de fin de campaña presidencial, algunas informaciones han sido ampliamente difundidas por la prensa, por ejemplo, que los “emails” habían sido intercambiados entre ella y su colaboradora Huma Abedin cuando Clinton aún se desempeñaba como secretaria de Estado, lo que desde la perspectiva del FBI los vuelve relevantes. Además, se afirma que algunas de estas comunicaciones están en algún dispositivo del entonces esposo de Huma, Anthony Weiner, excongresista demócrata, que está siendo acusado por escándalos sexuales.

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En este escenario complejo para Clinton, Huma, su colaboradora más cercana, ha desaparecido del cuartel general de la campaña demócrata y parece ser que el Departamento de Justicia ha recomendado al FBI que no divulgue los “emails”, porque significaría una “injerencia sin precedentes en el proceso electoral”.
¿Estará el FBI dispuesto a intervenir en este proceso electoral, lo que puede inclinar la balanza a favor de Trump?

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