Este domingo el presidente francés, Emmanuel Macron, obtuvo su segunda importante victoria, su partido La República en Marcha registró el mayor número de votos en la primera vuelta de las elecciones legislativas. Según los medios franceses, aproximadamente 32 % de los votos, lo que dejó los partidos tradicionales en una posición minoritaria.
Si este escenario político se mantiene el próximo domingo, 18 de junio, Emmanuel Macron obtendría la mayoría en el parlamento, lo que despejaría el camino para poner en marcha las reformas propuestas durante su campaña sobre todo si se considera las proyecciones de que Macron podría conseguir “entre 300 Y 435” escaños de la Asamblea Nacional.
Parecería que las contiendas electorales predecibles cuyo eje eran los conservadores y socialistas llegan a su fin. Según la encuestas, el partido conservador de Los Republicanos lograría aproximadamente 21,2 % de los votos, posicionándose en segundo lugar y el partido ultra derechista Frente Nacional, liderado por Marine Le Pen 13,9 %, y el movimiento Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon, 14,2 %. Con todo, el gran derrotado de esta contienda electoral es el partido Socialista, que según las estimativas logró solamente 13,3 % de los votos.
En el mundo ideal el segmento conservador, conformado por el Lepeinismo y Francia Insumisa, había contemplado la posibilidad de forzar al gobierno de Macron a una “alianza política, pero con 21,2 % de los votos este panorama se desdibuja por completo. Pareciera ser que la credibilidad de Macron se incrementa a la medida que el desencanto con relación a sus opositores se profundiza.
Con todo, es importante reiterar que diferentemente de los socialistas, la derecha liderada por Le Pen se convierte en la segunda fuerza política en la Asamblea y líder de la oposición.
No obstante, un poco más de 50 % de los electores no fueron a las urnas. Estas elecciones registraron un récord en abstencionismo desde 1958, cuando se funda la V República Francesa, lo que podría indicar que gran parte de la población está distante de las propuestas de los partidos tradicionales y tampoco aprueba el programa de Macron y su visión mucho más empresarial que social o que quizás prefirieron manifestar por medio de la indiferencia.
Sin embargo, Emmanuel Macron no deja de sorprender, pues después de apenas un año de fundación de su partido, el más joven mandatario de Francia que derrotó a Marine Le Pein en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con aprobación de 66% de los franceses, ahora podría lograr mayoría absoluta en el Congreso. Pareciera ser que segmentos importantes del electorado francés deciden apostar por el cambio, ubicándose en el centro, alejándose de la vieja guardia política, lo que de cierta forma disminuye la posibilidad de expansión de la extrema derecha en Europa, evitando temporalmente la implosión de la Unión Europea después del brexit.
La segunda vuelta será marcada por una lucha para que el poder no se quede en la mano de un solo partido. Sin sombra de dudas, Macron concede a Francia actual un tono de osadía que tanto hace falta al mundo contemporáneo, dominado por narrativas políticas vacías y líderes sin seguidores.
