La Amazonia, considerada pulmón del mundo, territorio mítico y sagrado, guardián de aguas, florestas, fauna, plantas medicinales y morada de pueblos indígenas ancestrales; en donde se encuentra un tercio de las especies sobre la Tierra, podría estar en riesgo en las manos del próximo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Corresponde al 60 % del territorio brasileño, aproximadamente cinco millones de kilómetros cuadrados. Considerada la selva tropical más extensa del mundo, con la mayor diversidad del planeta, la mayor reserva de agua dulce, abundantes recursos minerales y un mundo por descubrir, representa el 85 % de la frontera terrestre de Brasil, cuya extensión es de 13.190 kilómetros.
Sin embargo, la región más biodiversa del mundo, en donde están plantas medicinales que podrían curar enfermedades que ni siquiera han sido descubiertas, nunca estuvo tan amenazada.
Miles de hectáreas de bosques tropicales son destruidos o sustituidos anualmente por cultivos ajenos a la selva, con fuerte impacto ambiental y social. Desde hace décadas, una verdadera guerra invisible entre los colonos y los pueblos autóctonos es trabada en la selva y podrá ser agudizada en un posible gobierno del capitán.
Las alianzas de Jair Bolsonaro con empresarios defensores de un capitalismo depredador, su bandera de agronegocios a toda cuesta y posible flexibilización de licencias ambientales podrían convertirse en una de las más grandes amenazas para la Amazonia, sus pueblos y su biodiversidad.
Si bien es cierto que, el año pasado, el presidente Michel Temer intentó que en la Reserva Nacional de Renca, en la Amazonia, fuera permitida la explotación minera, por las empresas que estaban en la búsqueda de oro, cobre y otras riquezas, la presión de los ambientalistas y de la comunidad internacional fue tan rápida y contundente que tuvo que dar marcha atrás.Según el Observatorio del Clima (OC), en los meses de la intensa campaña electoral, sobre todo entre junio y septiembre, la tasa de deforestación se incrementó aproximadamente un 36 %. “Se calcula que en este período se talaron 2.414 kilómetros cuadrados de bosque, comparados con 1.769 del año anterior”.
Expertos afirman que el aumento de la depredación de la Amazonia en año electoral ha sido recurrente, pues pareciera ser que “los gobiernos locales, disminuyen tácitamente la vigilancia” y dejan de colaborar con el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama).
En la agenda del candidato Jair Bolsonaro el tema ambiental así como los derechos humanos y sociales no serán relevantes. En campaña ha declarado que en su gobierno Brasil saldrá del Acuerdo de París, que extinguirá el Ministerio del Medio Ambiente, pasará esta pauta al Ministerio de Agricultura y su ministro podrá ser escogido por “el sector productivo”, lo que puede ser entendido como representantes de agronegocios y grileiros, quienes disputan las tierras amazónicas por medio de la fuerza y la violencia.
En resumen, ha prometido a sus fieles seguidores una nueva ola de deforestación de la Amazonia, con la anuencia del Estado, lo que podrá ser respaldado por el Congreso que acaba de ser elegido, pues según él “la Amazonia no es nuestra”.
Días sombríos que llevan a pensar más allá del capitán, ¿quién está realmente detrás de la creación y ascenso de Jair Bolsonaro?
Profesora de la Universidad Externado de Colombia
