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Los desplazados (I)

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Beatriz Vanegas Athías
09 de noviembre de 2021 - 05:00 a. m.
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En la antología poética que estructuró el poeta Juan Manuel Roca, titulada La casa sin sosiego: La violencia y los poetas colombianos del siglo XX y publicada en segunda edición del año 2018 por el Taller de Edición Rocca, hallé un poema de Héctor Rojas Herazo que se titula Los desplazados. Héctor Rojas Herazo, el poeta, novelista, ensayista y pintor nacido en Tolú, municipio del departamento de Sucre en la Costa Atlántica colombiana, es considerado un patriarca de la poesía y la narrativa colombianas. Este año que está a punto de terminar es el de su centenario de nacimiento. Rojas Herazo es el creador de cinco poemarios; de tres novelas que conforman la saga narrativa de Celia se pudre (antes que pensar en leer Ulises creo que hay que asumir el mundo de Celia); de un sinnúmero de ensayos recogidos en un precioso libro que editó la Unión de escritores de Sucre, con el título de Señales y garabatos del habitante; de notas periodísticas; y de incontables exposiciones de pintura en el país y en el extranjero.

Rojas Herazo siempre asumió su oficio de poeta como el de un sumo testigo, el gran veedor, el que da fe de que este terrón nuestro es también nuestra epidermis. Y sí que lo supo decir, narrar y pintar.

El poema Los desplazados configura al desterrado, al que quedó sin la tierra y sin parte de sus familiares, al que logró sobrevivir a la masacre y emigró hacia otras tierras a las que tuvo que arraigarse asumiendo una nueva manera de vivir que hasta entonces le era totalmente desconocida.

Héctor Rojas Herazo, quien fue un transeúnte, un hombre de vida cotidiana que visitó y vivió el misterio poético, tuvo como una de sus obsesiones poetizar sobre un mundo en destrucción, amargo y absurdo. Fue un poeta que ante estos hechos se integró a esa búsqueda crítica de la realidad nacional, donde “el poeta hace de la poesía una función vital: arma para el conocimiento de sí mismo, y, por ende, de los demás”, como afirma Armando Romero.

En esta dirección va el poema: Los desplazados habitan un nuevo mundo que no es generoso y que por el contrario se centra en la destrucción de su ser como humano y como colombiano: “Llegaban en montón duros y solos. / Con harapos de sueño/ con quijadas de vaca bramando entre sus ojos. Se trata de un éxodo obligado que los conduce hacia la incertidumbre: Llegaban en montón y estaban solos; el éxodo obligado hacia el no-mundo o el mundo del recuerdo, de la añoranza, porque sólo los acompaña el recuerdo de lo que fueron y de la vida segada por los asesinos: La mujer con su esposo entre las uñas. /El hombre con su madre y con sus hijos/nadando en su saliva y en su vientre” (p.10).

Los desplazados son también aquel Adán expulsado del paraíso de quien también tenemos noticias en el libro Las úlceras de Adán. Se trata de la consideración del personaje-hombre Adán a quien poetiza como un ser que muestra el profundo desamparo desde sus orígenes:

“Has llegado a tus huesos de hombre/ como a un lugar dura y remotamente anhelado. / Ahora puedes andar, triturar la semilla, /asomarte a tus pies, /olvidar el círculo de tu ombligo/ porque no hay vientre que haya engendrado tus pasos. […]Estás castigado, Adán, castigado de hombre, / no puedes ni siquiera sollozar/ porque no tienes orilla para sentirte desterrado. Este Adán castigado y desamparado reaparece en el poema Los desplazados. Dialoga esa inmensísima soledad adánica, con la de ese desplazado de la guerra colombiana: “Cada uno estaba solo, /solo con él, /sin nadie entre sus huesos. /Todo lo que fue día, siembra, abrazo, / lecho y fatiga, lámpara y amigo, /estaba entre sus pechos destrozado”.

Coletilla. Denuncia desde su cuenta de Twitter la líder campesina sucreña Catalina Pérez: “La violencia y la pobreza están forzando la Mojana a desplazarse. Las comunidades pescadoras y campesinas damnificadas por las inundaciones están refugiadas sobre la carretera. Es ahí donde quedan más expuestas a los grupos armados”.

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Alberto(3788)10 de noviembre de 2021 - 02:10 a. m.
Muy buena. Gracias por compartir ese profundo poema.
Contrapunteo(18670)10 de noviembre de 2021 - 01:22 a. m.
Agradable su columna. Rojas Erazo fue un referente de G.García Márquez para escribir sus novelas y como artista sensible y poeta a través de sus versos particularmente la poesía que se reseña, denuncia el eterno problema de los desplazados, cuestión que no ha cambiado,por el contrario ha crecido como lo manifiesta ud. al final de su columna. Matar por acumular tierra y tener $$.Asco de país.
DONALDO(67774)09 de noviembre de 2021 - 02:54 p. m.
"Señales y garabatos del habitante", también en la memorable edición de Colección de Autores Nacioneles, 1976 (Colcultura).
German(51480)09 de noviembre de 2021 - 02:08 p. m.
Doña Beatriz, que dura realidad expresada en versos compasivos y apersonados, ojalá se convirtieran en un rumor insoportable en las conciencias de la "gente de bien" y de todos nosotros el "resto de la gente".
Atenas(06773)09 de noviembre de 2021 - 01:59 p. m.
Por respeto con familiares q’ profesan religión cristiana los acompañé a una ceremonia aquí en USA, y en su plática, el pastor, latino y ex directivo de empresa, dijo con firme acento q’ aún me truena:”todos venimos del Sur, donde a las vicisitudes propias de la vida las revestimos de problema social y en tal lodazal nos quedamos. Cuánto padeció el pueblo de Israel, se esforzó y salió…..
  • Libardo(10892)10 de noviembre de 2021 - 09:12 a. m.
    Apenas, me encanta cuando echan abajo u cliché. En su caso, tira y pisotea ese que reza (tan precisa esta palabra): los viajes ilustran. Felicitaciones, usted es como los mensajes de Misión Imposible: se autodestruye.
  • Francisco(30227)09 de noviembre de 2021 - 02:48 p. m.
    ¿Por qué no te cayas?
  • Atenas(06773)09 de noviembre de 2021 - 02:02 p. m.
    ….., Nosotros aquí estamos en esta Iglesia y nadie quisiera regresar allí donde sólo gusta lamentar y de un panorama c/ vez más oscuro”. Ergo, sigamos en lamentos.
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