Dentro de las muchas virtudes y competencias que admiro de la senadora animalista por el Partido Verde, Andrea Padilla, está la serenidad contundente con la que se repone de las derrotas de los animales que se creen humanos. Me recuerda el rigor de esos detectives de las buenas series policíacas que juegan un ajedrez pausado para hallar al asesino en serie. El espectador se angustia porque sabe que mientras la senadora (y el detective) intenta proteger a los animales (y a las víctimas), estas siguen expuestas a los depredadores.
Pero la senadora tiene claro muchas certezas y una de ellas es no desistir. Sabe que respaldó a un gobierno de izquierda que ha sido el primero en la historia republicana colombiana que ha considerado a los animales como sujetos de derecho. De allí que Andrea Padilla estuviera entre los senadores que acompañó a la comitiva presidencial a El Remanso, Guanía a sancionar el reciente Plan Nacional de Desarrollo. Y es que quedaron en el PND cinco elementos que, de implementarse, iniciarían el camino de lo que la senadora Padilla nombrara “la revolución moral más importante de nuestro siglo: la protección de los animales”, en la consideración de que son sujetos de derecho que deben ser protegidos, atendidos y cuidados en su integridad corporal, además de poseer el derecho a la libertad y espacios libres de maltratos.
De tal suerte que su persistencia, la de su equipo de trabajo y el apoyo de fundaciones y cuidadoras ad honorem se lograron cinco elementos claves que aparecen en el PND del gobierno del presidente Gustavo Petro y que esperamos que se implementen, todos los que vemos a los animales como semejantes y no como un objeto de consumo.
Se logró la creación del sistema nacional de protección animal que será competencia del Ministerio del Medio Ambiente para implementar la política pública de protección animal; un programa nacional de esterilización para perros y gatos que viven en las calles y que se albergan en hogares de pasos y por personas de escasos recursos económicos que casi siempre son mujeres: madres comunitarias; un programa nacional de medicina preventiva y curativa; un plan maestro de centros regionales de bienestar animal para domésticos grandes y pequeños; y un plan maestro de centros de atención para fauna silvestre víctimas de trata o atropellamientos y abandonos.
La senadora además adelanta una petición de referendo que presentó con su Partido Alianza Verde ante la Registraduría Nacional con el que pretende llevar a las calles la decisión de derogar o no el artículo 7 de la Ley 84 de 1989, el cual permite conductas crueles con animales en corridas de toros, corralejas, peleas de gallos, novilladas, becerradas y tientas, así como en el coleo y el rejoneo.
Las presiones de galleros y negociantes de la tauromaquia y corralejas son muy fuertes. Sobre todo, porque tienen que ver con intereses electorales y con ellos se presiona a los senadores más reaccionarios a los que resulta imposible entender que no es una tradición, ni otorga sello de identidad ese tipo de actividades. Que se trata de física crueldad y del derecho de estos que también son habitantes colombianos no humanos, como bien los nombra la senadora Andrea Padilla.