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Balín y ‘tigres’ ya tuvimos, y no sirvió de nada

Blanca Inés Durán

02 de octubre de 2025 - 12:03 a. m.

En un país violento, hay candidatos presidenciales que venden de manera necia más violencia, como si esto fuera la solución a los problemas de Colombia.

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En medio de los más de 100 precandidatos presidenciales están aquellos cuya única propuesta de campaña es la violencia. Candidatos que prometen ‘balín’ y mano fuerte como si fuera algo nuevo, como si hubieran descubierto el agua tibia, como si los pasados gobiernos de Colombia nunca hubieran recurrido a la violencia para administrar el país.

Quienes tenemos memoria sabemos muy bien que Colombia, desde sus gobiernos y sus élites, le ha apostado muchas veces a la violencia. Desde la ‘guerra total’ de Rojas Pinilla, que (como lo explica Alfredo Molano) se gastó la plata de la bonanza cafetera en bombardeos contra las guerrillas liberales, hasta el ‘Estatuto de Seguridad’ de Turbay Ayala, que, como lo dice la Comisión de la Verdad, “permitió la violación de los derechos humanos con métodos similares a los de las dictaduras del Cono Sur”.

Sin ir más lejos, el presidente Uribe entre el 2002 y el 2010 generó una política de ‘conteo de cuerpos’ para incentivar a las fuerzas armadas a presentar resultados, lo cual degeneró en lo que hoy conocemos como los ‘falsos positivos’.

Por esa razón sabemos que aquellos que prometen ‘balín contra los bandidos’ o se disfrazan de tigres con videos de inteligencia artificial (cuando todos sabemos que su verdadero animal espiritual es el lobazo) no tienen nada que ofrecer más que crear nuevos ciclos de esta violencia eterna que ha sido, hasta el momento, la historia de Colombia.

Sus propuestas rayan con la ‘limpieza social’, harto sufrida tanto en los barrios de Bogotá como en las regiones del país, en la que cualquier señalamiento de ser ladrón, trabajadora sexual, homosexual, o consumidor o expendedor de drogas es suficiente para ser asesinado (Verdad Abierta).

Los colombianos que hemos sufrido la violencia, en mayor o menor medida, sabemos que sería nefasto que llegue una persona así al gobierno. El problema es que estos candidatos, y muchos más, han encontrado la fórmula para usar las redes sociales como una caja de resonancia y darse más importancia de la que tienen en realidad.

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Insistir en que con más violencia vamos a romper los círculos viciosos de violencia es como seguir cavando para salir del hueco. Ningún país ha logrado crear un ambiente de paz y prosperidad atacando a sus propios ciudadanos.

Muy diferente sería fortalecer al Estado colombiano para combatir a los violentos, pero todo dentro del marco de la ley y los Derechos Humanos. Un sistema judicial que persiga y judicialice a los violentos, corruptos y criminales; unas cárceles dignas para la resocialización, procesos judiciales transparentes, educación para prevenir que los jóvenes sean absorbidos por la delincuencia y las economías ilegales.

Esta es el verdadero camino para poder tener una Colombia pacífica y próspera. Balín, balas, bombas, atentados y ejecuciones extrajudiciales ya tuvimos desde el inicio de la República, y sólo nos ha traído dolor y desigualdad. Es hora de que probemos otros caminos.

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Por Blanca Inés Durán

Bogotanóloga, ingeniera industrial y gestora pública.
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