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Incendios en enero: finjamos sorpresa

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Blanca Inés Durán
06 de febrero de 2025 - 05:05 a. m.
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Para sorpresa de nadie, en los primeros días del año ocurrieron incendios en los cerros orientales de Bogotá, Chingaza y otras zonas de Cundinamarca. A pesar de que los incendios forestales son verdaderas catástrofes ambientales y sociales, a las autoridades nacionales locales las siguen agarrando por sorpresa.

En mi columna del pasado 19 de diciembre, ¿Al fin hay agua o no?, me pregunté: ¿Estamos listos para los soles de enero que provocan los incendios de los cerros orientales y de la sabana cundiboyacense? La respuesta contundente es que no.

El año pasado, cuando los incendios quemaron los cerros orientales, los medios de comunicación difundieron ampliamente que estos fueron reforestados a mediados del siglo XX con especies extranjeras, como el pino, el retamo espinoso y pastos provenientes de Europa. Estas dos especies tienen la característica de que, gracias a sus aceites, además de la capacidad de absorber y secar la tierra donde se plantan, favorecen los incendios.

La advertencia la vienen haciendo biólogos, ingenieros forestales y activistas ambientales durante años. A pesar de eso, ni esta ni ninguna administración se ha tomado en serio este riesgo y no se ha movido un dedo para cambiar estas especies y reforestar a especies nativas que sean más amigables con el cuidado del agua y permitan un hábitat a especies de animales e insectos nativos.

El gobierno del alcalde Galán dejó pasar un año sin atender este y muchos otros problemas de Bogotá. Dejamos pasar la temporada de lluvias, que hubiera sido ideal para plantar árboles nativos y avanzar en la tarea de reemplazo y reforestación de los cerros, y ahora llegamos a otro enero de incendios, afortunadamente no tan graves como los del año pasado, pero que lastimosamente pasan desapercibidos entre otras emergencias nacionales.

Es evidente la falta de compromiso político de esta administración para tomarse en serio la reforestación de los cerros orientales. Simplemente se confía en que los incendios terminen cuando lleguen temporadas más lluviosas y frías, pero no se tiene en cuenta el gran daño ambiental que genera, principalmente (pero no únicamente) por dos vías.

Por una parte, los incendios emiten una gran cantidad de CO2, partículas y otros gases contaminantes en una ciudad que, de por sí, ya está contaminada y es uno de los peores aires para respirar a nivel mundial. Por otra parte, cuando se incendian los bosques, se pierde la capacidad de absorber el CO2 y emitir oxígeno. A esto hay que sumarle que los incendios acaban con las especies que allí habitan, y no hay que olvidar que Colombia es el país que más especies tiene por metro cuadrado. Cada incendio significa la destrucción del hábitat de animales e insectos endémicos (es decir, únicos en el mundo) que de por sí ya están en peligro de extinción.

Es verdad que reforestar los cerros puede ser una tarea titánica que requiere esfuerzo y dinero, pero hay varios ejemplos de acciones que se puede tomar para reforestar no solo los cerros orientales, sino toda Bogotá, para fortalecernos ante el ya inevitable cambio climático.

Por ejemplo, en la ciudad de Sacramento, en el estado de California (Estados Unidos), tienen un problema similar. Los arbustos, junto a las altas temperaturas, el sol del desierto y los vientos, hacen de esta zona un caldo de cultivo perfecto para los incendios forestales.

Para ello, las autoridades ambientales han acudido a una herramienta de altísima tecnología para remover estas hierbas: las cabras. Simplemente pastorean cabras en las zonas donde hay maleza y éstas la remueven, lo cual reduce el riesgo de incendios.

Otro ejemplo es el proyecto que implementó la universidad de Los Andes al cambiar las especies que mantienen en sus jardines. Muchos de estos jardines son estéticamente bellos, pero desde el punto de vista de ecosistemas se consideran “desiertos verdes” debido a que son especies extranjeras que no dan hogar a insectos, pájaros y otros animales. Es decir, no aportan a la biodiversidad.

La universidad inició un programa de plantación de especies nativas y extranjeras llamados “jardines funcionales”. Allí plantaron plantas de colores diversos que le permitan anidación a insectos, a las abejas, las cuales son clave para la polinización, y que generan frutos que sirven de alimentos a las aves. Los invito a ver este video, donde no queda la menor duda de que es mucho lo que se puede hacer para integrar la biodiversidad a las ciudades.

Estas iniciativas demuestran que, si hay voluntad, podemos reforestar no solo los cerros orientales sino toda la ciudad. Además, es una tarea donde las autoridades ambientales podrían integrar a la sociedad civil para que la labor sea de todos, e infundamos un sentido de apropiación hacia nuestra ciudad. El cambio climático nos está obligando a que prioricemos esta tarea a la cual siempre le hemos dado largas, y que siempre nos recuerda a través de desastres ambientales como incendios, sequías, inundaciones y derrumbes, que es hora de dejar de patear la pelota hacia adelante.

Blanca Inés Durán

Por Blanca Inés Durán

Bogotanóloga, ingeniera industrial y gestora pública.
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daniel(84992)08 de febrero de 2025 - 12:14 p. m.
¿Recuerda la cacerola de calor y humo en que se convirtió Medellin? Algo similar le ocurrirá a la sabana de Bogitá y alrededores cuando acaben de pavimentar la reserva Van der Hammen , urbanicen los cerros orientales y unifiquen los municipios sabaneros vecinos...
Sara(d89ha)06 de febrero de 2025 - 11:29 p. m.
Ni las medidas ambientales que usted señala, ni el cobro debido a las grandes empresas que saquean el subsuelo, eso es política, pura y dura del Alcalde.
DIEGO(25270)06 de febrero de 2025 - 11:21 p. m.
Discrepo en varias apreciaciones, las especies extranjeras cumplieron su funciónal reforestar los cerros orientales a mediados del siglo XX cuando estos fueron convertidos en peladeros debido a que su madera se empleaba como combustible en los hogares de la época. En eso debemos estar agradecidos. Bogotá por su clima tampoco era que fuera un frondoso bosque, hoy esta cubierta por arboles como nunca ha estado antes, solo basta observar fotos de hace un siglo y hasta entrada la decada de los 70s.
  • Blanca(8956)07 de febrero de 2025 - 04:22 p. m.
    En eso tiene toda la razón, creo que esas especies cumplieron su propósito y ahora hay que hacer un cambio de especies paulatino, no se trata de quitar todo de una vez, pero las especies invasoras como el retamo y varios de los árboles de eucalipto y pino que están a punto de caer se pueden cambiar por especies nativas que no generan riesgos de incendios.
Mario(196)06 de febrero de 2025 - 08:45 p. m.
El alcalde tiene dificultades resolviendo los problemas del siglo 20, poco tiempo tendra de enfrentar los del siglo 21. En otros paises, propuestas como la de este articulo son ejecutadas por redes de vecinos y organizaciones comunitarias. La gente debe tambien debe ser parte de la solucion.
  • Blanca(8956)07 de febrero de 2025 - 04:30 p. m.
    Claro que sí y hay muchos colectivos que hacen labores de siembra, pero el permiso para quitar un árbol sólo lo puede dar la CAR en los cerros orientales.
Atenas(06773)06 de febrero de 2025 - 03:43 p. m.
De visiones parroquiales no me alimento, ese no es mi cuento y más siendo este medio de supuesto alcance nacional. Y peor en estos momentos en los q’ Colombia o este circo anda tan mal. Atenas.
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