La gente se acostumbra, es evidente. Vivir en una de las gigantescas dragas, los dragones de hoy que operan extrayendo oro en el Bajo Cauca, es un reto: un mes de trabajo continuo por cuatro días de salida a cambio de una buena paga no parece un problema mayor. Pero el dragón nunca para, vibra y ruge las 24 horas, salvo pausas de mantenimiento. Dalia (nombre ficticio) cocina para todo el equipo, que hace turnos de cuatro horas. Tiene muy buena sazón y hay abundancia, pero no logra conciliar el sueño bien, le recetaron algo. La situación de su familia la obliga a dejar sus hijos con la abuela, pero no hay más alternativa de...
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