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Restauración acelerada

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Brigitte LG Baptiste
09 de julio de 2025 - 05:00 a. m.
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En un mundo que se desmorona, la mejor solución es sembrar entre las grietas y acelerar el proceso de crecimiento, así el resultado no se parezca al modelo precedente. De eso se trata la idea de experimentar con la restauración funcional de los ecosistemas en medio de la continuidad de las tendencias degradativas, usando una paradoja bien descrita por científicos como el profesor C. S. Holling. Cuando la deforestación, la desecación, la erosión, la contaminación y tantos otros fenómenos asociados con el deterioro ambiental no tienen una respuesta ágil y coherente, estamos obligados a ensayar todos los caminos posibles, porque estamos hartas de teorizar: la ecología, al fin y al cabo, es una disciplina experimental, no descriptiva. De ahí que, en ciertas circunstancias, la mejor opción sea diseñar comunidades híbridas entre organismos y dispositivos tecnológicos, donde se potencie la recuperación de las funciones ecosistémicas (que también son culturales, recordemos) de la manera más rápida y eficiente posible: hay bosques urgentes, arrecifes innovativos, humedales con trastornos de identidad.

Hay que recordar también que, en temas ambientales, la complejidad inherente de los sistemas socioecológicos permite que todo opere dentro de ciertos umbrales, que por fortuna abren espacio para la gestión. Por eso se requiere, en primer lugar, una concepción del cambio que no es muy popular, ya que no acepta esencialismos ni la idea de una construcción de soluciones obligatoriamente lentas, mucho menos la de retornar al pasado. En los ecosistemas hay trayectorias de cambio, es cierto, pero no hay condición de origen, porque no hay un parámetro histórico definitivo al cual asimilarlos, mucho menos una autoridad moral, a menudo nostálgica, estéticamente colonizada, o ideológicamente comprometida. Hay que actuar sin la bendición de los ancestros o los santos, pues el mundo no responde a sus mitologías, por seductoras que nos parezcan: el Planeta B es este. Ahora, diseñar comunidades biológicas requiere tino y cariño, porque las especies no se asocian bajo reglas estrictas de convivencia, así los fitosociólogos lo crean. Las “amistades botánicas” o el “orden natural” son tanto el resultado de hechos probabilísticos como sinérgicos y lo que hoy llamamos “naturaleza” es el resultado de los experimentos que ha desarrollado la humanidad solo con su presencia y luego con el advenimiento de las acui/agri/silvi culturas, dando lugar a paisajes rurales muy hermosos, pero sustancialmente desprovistos de biodiversidad, o a paisajes que parecen silvestres y realmente son el producto de miles de años de “jardinería comunitaria”, como describió la selva amazónica el antropólogo William Balée. El verde, por sí solo, no es sinónimo de salud y por eso se acaba sembrando árboles a la topa tolondra, cuando una planta correcta en el lugar adecuado puede funcionar mucho mejor. Hace unas décadas, el biólogo Germán Camargo acuñó el término “especies dinamogenéticas” para referirse al uso de especies capaces de atraer o proteger otras plantas en proyectos de recuperación de suelos degradados, sin necesidad de copiar una estructura ecosistémica predefinida. Rediseñar paisajes funcionales de alta calidad biológica es el reto actual más importante de las ciencias ambientales y por eso muchos proyectos mineros, de infraestructura o inmobiliarios se pueden y deben hacer sin prestar mucha atención a las críticas genéricas que provienen de visiones esencialistas de una “naturaleza” imaginada, por buena voluntad que haya tras ella. Hay que evitar esa noción de “estructura ecológica principal” cooptada hoy por conceptos normativos más que científicos.

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Juan Manuel Soto de la Cruz(04720)09 de julio de 2025 - 07:04 p. m.
La reforestación con especies nativas esgogidas con la comunidad - que es sin duda "jardinería comunitaria" -, resulta ser lo más cercano a una Acción Verde concreta, sensible, eficaz y eficiente. ¿O esperamos a tener la receta ecológica perfecta mientra se degrada el mundo natural, con todos sus bienes y servicios? No, ¿no?
SÓTERO(26571)09 de julio de 2025 - 03:00 p. m.
Ojalá que más adelante desarrolle, aún más, este interesante planteamiento.
CarlosA(9314)09 de julio de 2025 - 02:58 p. m.
Gracias por la claridad de los conceptos presentados. Ojalá los extremistas de siempre leyeran y entendiera esta realidad.
Fernando Arenas(01465)09 de julio de 2025 - 02:38 p. m.
"Rediseñar paisajes funcionales de alta calidad biológica es el reto actual más importante de las ciencias ambientales y por eso muchos proyectos mineros, de infraestructura o inmobiliarios se pueden y deben hacer sin prestar mucha atención a las críticas genéricas que provienen de visiones esencialistas de una “naturaleza” imaginada, por buena voluntad que haya tras ella". Esta parece ser la afirmación más importante del artículo y es una lástima que se encuentre al final. Falta elaborarla
Hugo Guerrero(14000)09 de julio de 2025 - 01:11 p. m.
La distinguida columnista olvida que la humanidad no funciona según reglas sobrenaturales o espirituales sino por las leyes naturales ,porque la humanidad no es un conjunto de seres creados al margen en forma independiente y es tan naturaleza como un árbol, con características naturales distintas ,tan distintas como las de un árbol y una ballena.
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