El fin de las corridas de toros, que en algún momento llegaron a ser consideradas “fiesta”, corresponde al proceso lento de transformaciones culturales asociadas con valores, tanto materiales como simbólicos, que emergen o se debilitan en cualquier sociedad. La confrontación pública entre un toro criado específicamente para el espectáculo, la parafernalia teatral, la arquitectura circense, la actuación y el ropaje de luces se convierte en un conjunto de hábitos del pasado con los cuales muchas ya no queremos ser identificadas. Como la caza de ballenas, aceptada y celebrada en su época. Escuché con atención a Cesar Rincón hace unos...
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