Para Dairon, quien como nadie nos enseñó a gozar la selva…
Cada vez que alguien clama por la necesidad de recuperar la “educación en valores”, tiemblo, pues detrás de las buenas intenciones frecuentemente medran perspectivas autoritarias, o como mínimo, disciplinantes: los valores de los que se habla son particulares y deberían ser “enseñados” a los demás para hacer del mundo un mejor lugar, siempre en el pasado. De ahí la concepción de la escuela como campo de entrenamiento, y de allí la inmensa tristeza de mucha gente que crece bajo la sombra de una alegría inyectada a la fuerza que crea inmunidad a una personalidad...
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