Publicidad

Jugar a la izquierda


08 de mayo de 2024 - 12:06 a. m.

Se ha dicho tanto de César Luis Menotti, que contar las anécdotas sobre las múltiples vidas que tuvo en el fútbol es labor para quienes lo conocieron de puertas para adentro. Es poco lo que se puede añadir. Buscando durante horas encontré una entrevista que le hizo Graciela Fernández Meijide, activista y defensora de derechos humanos en Argentina, mujer de palabra certera y carácter firme, que en esa oportunidad, sin libreto, hizo amena una charla cronológica en la que Menotti fue más espontáneo de lo habitual.

En el diálogo, llamémoslo así por la camaradería y respeto mutuo, Menotti recuerda a un padre peronista, que no compaginaba con Evita, y a una madre enamorada de la labor social de Evita y reticente frente a Perón. “Mi padre decía que ella era populista y mi madre que él era autoritario”.

También que creció en una casa de clase media-alta, de domingos en el club, pero en un hogar de izquierda. Y en un barrio de trabajadores ferroviarios y con vecinos como Florindo Moretti, presidente del Partido Comunista argentino, y líderes sindicales que se reunían con su padre para hablar de mejores condiciones laborales.

Menotti quiso ser pianista, pero empezó a jugar fútbol por dinero luego de la muerte de su padre. Tenía 15 años. “Me sentía culpable porque un amigo que trabajaba en los ferrocarriles, que se mataba más que yo, de seguro, no cobraba ni la mitad de lo que me pagaban a mí”.

Pocos saben que Menotti era mejor basquetbolista que futbolista y que le encantaba el boxeo, al punto de tomar un tren a Buenos Aires, una vez al mes, para asistir a las veladas en el Luna Park. Luego deambulaba por Corrientes siguiendo el sonido del tango. No había dinero para pagar hotel, solo el tiquete de regreso a la mañana siguiente. Así, entre noches bohemias, conoció a Osvaldo Pugliese, director y compositor, y uno de los fundadores del Sindicato Argentino de Músicos. Y Menotti aprendió que el tango no solo era melancolía, sino también era felicidad y, sobre todo, coraje.

Ya en los 70, el golpe de Estado lo sorprendió en Polonia, siendo ya entrenador de la selección de Argentina. Menotti, que había ayudado a una amiga a salir de la cárcel, que la había tenido en su casa durante un mes hasta que le consiguió, junto a Pedernera, un pasaporte falso para sacarla del país, tenía la responsabilidad de que Argentina fuera campeona del mundo en el 78.

Carlos Salvador Bilardo, con quien rompió relaciones tiempo atrás —por algo personal, dijo Menotti—, le criticó que fue silencioso durante la dictadura militar. “Hablar contra la dictadura era perder la vida. Sé que le tocaron situaciones inevitables, como ver aterrizar un helicóptero en pleno entrenamiento, con Leopoldo Fortunato Galtieri a bordo, para saludarlo. No se le podía negar la mano a Galtieri. Eso sí, Menotti nunca fue cómplice de la dictadura”, me contó el periodista argentino Ezequiel Fernández Moores.

Y eso tiene lógica, y rompe del todo las palabras de Bilardo, pues Menotti firmó la solicitada por los desaparecidos, una lista impulsada por Borges, y que suscribieron otros intelectuales y escritores, pidiéndole a la dictadura los nombres y el paradero de quienes fueron retenidos de manera ilegal. “La Junta Militar llamó a la AFA para que me echaran, pero Grondona les dijo que no, que no podía echar al DT campeón del mundo”.

Menotti y su singularidad, el admirador del Che Guevara. Menotti y el aborrecer de las tarjetas amarillas. “Es como si te dijeran que sos culpable de algo, pero no mucho, solo un poquito”. Menotti y el culto al estilo, pero sobre todo a la justicia social, dentro y fuera de la cancha.

 

Edgar(40706)09 de mayo de 2024 - 12:09 a. m.
Lo comparto totalmente.
Atenas(06773)08 de mayo de 2024 - 03:29 p. m.
Vivir pa ver. Menotti a lo mejor murió, no de senectud, sino al ver cómo esa funesta justicia social en Argentina resultó un fraude. Y de una cosa estoy seguro: q’ no había leído a Y.Harari, quien con atinados raciocinios sostiene q’ sí según la ciencia la especie humana proviene por evolución, ese concepto de justicia social no es afín con el rigor y severidad de la naturaleza.Atenas.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar