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El pasado 8 de septiembre el Colegio Los Nogales de Bogotá celebró 40 años desde que tuvo su primer día de clases en 1982. De esos 40 años, yo he tenido el honor de haber participado durante 24 años en este proyecto, formándome como persona y como educador. Lo que más resalto de mi experiencia y es lo que quisiera transmitir a la comunidad educativa y al público en general es como esta institución ha sido un ejemplo de esfuerzo colectivo y de servicio desde su fundación, en donde lo más importante siempre ha sido el bien común y aportar a la educación del país.
A comienzos de los años 80, un grupo de 5 jóvenes (Luisa Pizano, Julia Mejía, Enrique Ospina, Jose Antonio Lloreda y Pablo Navas) se preguntaba sobre la calidad de la educación, sobre todo lo que debería tener el colegio ideal si querían sacar a Colombia adelante, sobre los valores que debían instaurarse en la sociedad en una época tan compleja como la del narcotráfico, cuyos valores permeaban a los más jóvenes y alcanzaban hasta las más ilustradas familias de nuestro país. Una preocupación genuina, sin el ánimo de lucrarse ni de lucirse. El único objetivo era aportar para que los jóvenes tuvieran acceso a una propuesta distinta, que les enseñara que el esfuerzo tiene su recompensa, que el amor por aprender es la puerta de entrada a las oportunidades, que la excelencia en todo lo que se haga, ya sea deportes, matemáticas, arte, música o ciencias, es el camino para sacar la mejor versión de uno mismo. Este proyecto sin ánimo de lucro que inició con cerca de 150 alumnos en una casa alquilada en Bogotá gracias a un grupo de papás y de profesores que le creyeron a una propuesta de hacer país desde la educación, resultaría hoy en cerca de 1.500 exalumnos y de 1.000 alumnos actuales. Ellos son el reflejo del fin último por el que estamos acá: formar buenas personas al servicio de su familia, de su ciudad, de su país y del mundo. Personas respetuosas, honestas y responsables que todos los días desde donde están le devuelven a Colombia esa educación llena de oportunidades que han tenido. Colombianos que desde los 4 años se caminaron su país de norte a sur y de oriente a occidente y conocieron de cerca la realidad social.
Más orgulloso no puedo estar cuando oigo las historias de servicio de los alumnos y de los exalumnos y no puedo imaginar lo que sienten los fundadores, que aún siguen al servicio del Colegio y de Colombia con grandes aportes a la educación. Tenemos alumnos y exalumnos que han trabajado con proyectos en diversas comunidades urbanas y rurales, en la investigación, en la educación, en el gobierno, en proyectos de conservación ambiental, en las cárceles, líderes de causas sociales, deportistas de alto rendimiento, músicos y artistas que hoy son una inspiración para otros jóvenes, empresarios que le han apostado a Colombia y generan muchísimo empleo.
Me llena de orgullo ver como en educación se siembra una semilla que se multiplica y que su impacto llega a lugares inimaginables. Pero esto, como lo dicen los mismos fundadores, no fue un esfuerzo de 5 personas. Ha sido el esfuerzo de papás, profesores, otros empleados, estudiantes y personas cercanas que con su sabiduría y generosidad le fueron enseñando a Los Nogales cómo ir recorriendo este camino. Esto último fue muy importante. Colegios como el San Carlos y el Nueva Granada, entre otros, sin ningún recelo hicieron grandísimos aportes. Y es que así es que debe ser la educación. Los colegios no pueden ser sinónimo de competencia sino de colaboración. Lo importante acá no es que cada colegio brille por sí solo y todos le aplaudan sus logros, sino que la educación y sus alumnos y exalumnos en general brillen. Esto lo entendió muy rápidamente Los Nogales y por eso desde hace 20 años, junto con la Universidad de Los Andes, el Colegio Nueva Granada, el Colegio San Carlos y más adelante el Gimnasio La Montaña fundó la Alianza Educativa, organización que hoy administra 11 colegios públicos impactando a cerca de 11.000 estudiantes en Bogotá.
Los Nogales también entendió que los profesores son el eje de todo y, por tanto, la constante capacitación es fundamental. Es así como hoy cuenta con Aprende, la Escuela de Profesores al servicio de educadores de colegios públicos y privados para compartir entre todos buenas prácticas. También ha incursionado en proyectos de educación usando la tecnología en conjunto con McKinsey, en una plataforma llamada Mentu. También se ha trabajado en conjunto con varias entidades educativas públicas y privadas para compartir materiales educativos en español y buenas prácticas en educación. Y se vienen más proyectos al servicio de Colombia y de América Latina porque en educación no podemos parar de aprender y ni de pensar en nuevas formas de aportar.
En los últimos años, Los Nogales ha abierto un programa de Apoyos Financieros, brindándole la oportunidad a diversos estudiantes de acceder a la educación ofrecida por el Colegio. Este proyecto ya ha tocado a muchas vidas y ha permitido un aprendizaje colectivo para todos los estudiantes, tanto los beneficiarios como los demás. Las convocatorias para este programa se hacen anualmente y cualquier estudiante entre los 11 y los 15 años puede aplicar.
El ejemplo de Los Nogales con su objetivo de aportar a crear un mejor país, con menos brechas educativas puede servir de modelo para que otras instituciones se unan en esta cruzada. Hoy con este artículo hago una invitación para que los colegios públicos y privados trabajemos más unidos. Los estudiantes nos necesitan. Tenemos que dedicar tiempo a nuestros colegios, pero también dedicar tiempo a la colaboración colectiva y a encontrar maneras de que todos los estudiantes de nuestro país estén mejor desde lo académico y lo emocional. Hablemos, reunámonos, compartamos nuestras experiencias, estemos más cerca. Yo personalmente estoy abierto a que eso ocurra y las puertas de la institución que dirijo están abiertas. Es la única manera en la que podemos generar un mayor impacto entre todos. Los niños y jóvenes nos necesitan.
Felicito a toda la comunidad educativa de Los Nogales por estos 40 años de creación colectiva. Son miles de personas que han aportado tiempo, esfuerzo, dedicación y recursos para lograr consolidar una institución maravillosa.
