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Bullying: hay que modificar el sistema

Camilo Camargo
03 de abril de 2022 - 05:00 a. m.

Hace unos días asistí a la conversación virtual sobre bullying que sostuvieron los psicólogos Efrén Martínez, fundador y presidente de la Fundación Colectivo Aquí y Ahora, y José Fernando Mejía, director ejecutivo de Aulas en Paz.

En la conversación se evidenció la necesidad de cambiar el sistema en el que está inmersa nuestra sociedad como medida más importante para atacar el tema, porque el acoso escolar o bullying no es un asunto solo del colegio, o solo de los pápas, o solo del que agrede, o solo del que es agredido o solo de los que observan. El bullying, entendido como aquella agresión que es repetitiva, con desbalance de poder y sistemática (porque siempre se ejercen los mismos roles) es un asunto de todos.

La primera invitación que hacen los psicólogos a los padres de familia y a los adultos en general que estamos al cuidado de niños, es a tomar distancia de la experiencia personal para darse la oportunidad de evolucionar y hacer las cosas de manera distinta. Un papá o una mamá que siga afirmando que como a él o a ella le pegaron en su niñez y así fue como aprendió a tener límites y que gracias a eso es un mejor ser humano y por eso hoy da correazos para enseñar a sus hijos a respetar, se está equivocando. ¿Cuál es el mensaje que le está mandando a sus hijos? Simple. Que la violencia está validada como medio para la resolución de conflictos ¿Cómo le pedimos a nuestro hijo que no agreda a otros, que resuelva las cosas distinto, que sea empático, que aprenda a distinguir que los sentimientos de los otros son válidos, cuando la solución más fácil que aplicamos en casa es la agresión como freno inmediato e indiscutible de las situaciones que se presentan? ¿Cómo le pedimos a nuestro hijo que no se deje agredir por otros y ponga límites cuando en la casa su figura de poder lo agrede? ¿Cómo le pedimos a los observadores en la clase que alerten de una situación de bullying si en su casa ven como a sus hermanos los agreden constantemente y la mejor medida de protección en ese momento es mirar para otro lado y quedarse callados para agradar a sus padres para que a ellos no les vaya a caer la misma agresión?

Un niño o una niña aprende a respetar, a ser respetado y a enseñar a otros a respetar cuando en su casa lo respetan. Tenemos que dejar de justificarnos y tenemos que cambiar ya el sistema en el que estamos inmersos. Una cosa es como nos educaron nuestros padres y otra cosa es como nosotros tenemos la gran oportunidad de cambiar eso y educar a nuestros hijos de manera diferente. Recordaba Efrén Martínez en la conversación como hace 70 años le amarraban el brazo izquierdo a los niños zurdos para que aprendieran a escribir con la mano derecha. Eso antes era normal pero hoy eso es un absurdo y ningún colegio sería capaz de hacerlo. Hemos evolucionado. Así mismo tenemos que evolucionar en la manera en la que resolvemos en casa los conflictos.

En el otro extremo existen casas donde se valida todo lo que hace el niño o joven. Si reciben una llamada de otra familia diciendo que han existido agresiones, las disminuyen y justifican porque “son cosas de niños”. Si reciben noticias del colegio donde se les indica que han existido casos de matoneo, salen a defender a su hija por encima de todo, sin dar el beneficio de la duda que los comportamientos pudieron existir. Esta validación, a la larga, solo le hace daño a los jóvenes en formación y no les permite aprender de sus errores y, peor aún, no los lleva a reconocer que le han hecho daño a otras personas.

Los conferencistas nos invitan a los adultos también a que miremos cómo estamos ejerciendo las relaciones de poder. Cómo tratamos a una cajera en un banco cuando se equivoca y nuestros niños nos están observando; cómo nos estamos relacionando con las personas que nos ayudan en la casa y nuestros niños nos están observando; cómo estamos poniendo límites cuando nos irrespeta nuestra pareja y nuestros niños nos están observando. Los niños están ahí detrás de nosotros mirando e imitando lo que hacemos. Viendo esas situaciones es como llega al colegio el desbalance de poderes. Ahí es cuando vemos, año tras año, en todos los colegios, al grupo de los “populares” vs. “los no populares”, con dinámicas muy tristes de maltrato y de rechazo.

Podemos cambiar esta situación que ha existido siempre, solo que ahora la tenemos más identificada y tenemos más herramientas para darle un vuelco. El sistema es el que está mal y por eso los niños están mal. Parte de este sistema que tenemos que cambiar son las creencias instauradas equivocadas que los adultos estamos transmitiendo a los niños. “El más fuerte es el que sobrevive”; “Si te pegan, no te dejes y pega tu más fuerte”; “A los sapos nadie los quiere”. Así que el llamado hoy es a alejarnos de todo eso de una vez por todas y, como dice Efrén Martínez, darnos el derecho de evolucionar.

Por su parte, en el bullying hay una necesidad de buscar culpables, sea cual sea el rol desde donde se esté. Cambiar ese chip nos ayudará también a cambiar el sistema. Aparentemente, buscar culpables nos deja a los papás tranquilos, porque es el otro el del problema. Nunca es nuestro hijo o nuestra hija: el tema es de alguien más. Los papás se sienten en paz cuando al niño que agrede le pegan más duro o lo retiran del colegio. Pero la pregunta que nos invitan Martínez y Mejía a hacernos no es cómo castigamos a los niños que agreden, sino qué necesitan aprender para que no lo hagan más. También qué necesitan aprender quienes son agredidos.

¿Qué necesita aprender quien agrede a otros? Conectarse con lo que los otros sienten. Hay que lograr que entiendan que están haciendo sentir mal a alguien. Al principio siempre se van a defender “es que ese niño es raro”. Los adultos lo que tenemos que hacer es mostrarle la emoción de lo que está sintiendo el otro.

¿Qué necesita aprender el que recibe la agresión? Aprender a hacer amigos, y los adultos tenemos que ayudarlo a construirlos. También necesita aprender a ser asertivo y poder pararse y decir no, con amabilidad, no con la misma violencia que está recibiendo, pero con firmeza. Y tal vez lo más importante: aprender a buscar ayuda.

Si bien podemos dar herramientas a uno u otro rol, el tema del bullying, como se explicaba en la conversación, no es un problema de las personas específicas sino de los grupos y sus dinámicas y esa es la vía para prevenirlo y detenerlo. La mayoría de niños no son ni los que agreden ni a los que agreden: son los observadores. En ellos está el poder para detener una situación de bullying. El observador tiene la fuerza que le falta a quien están agrediendo y la empatía que le falta a quien está agrediendo.

Los colegios tenemos un papel fundamental en todo esto. Seguimos aprendiendo y para eso papás y colegio tenemos que estar unidos y trabajar de la mano todo el tiempo. Entre todos, papás y profesores, trabajemos para cambiar el sistema. Hay muchos todavía que se siguen remontando a su infancia para justificar, ya sea desde el rol de profesor o desde padre, sus reacciones al tema del bullying. Como dice Efrén: distanciémonos todos de nuestra experiencia personal, tenemos el derecho de evolucionar y hacer las cosas distinto. “Devuélvale para que aprenda”, “Castíguelo para que aprenda”, no es la salida. Todos tenemos que cambiar mirándonos el ombligo y esa va a ser la única manera en la que le vamos a poder enseñar a nuestros niños, a no agredir, a no dejarse agredir y a no permitir que agredan a otros. De esa manera nos acercaremos a un mundo con mayor empatía y con más compasión.

 

Eduardo(26198)03 de abril de 2022 - 04:45 p. m.
Este columnista tan bien preparado y cómo le hace "bullyng" al idioma; no sabrá que lo correcto cuando se escribe en castellano es matoneo o agresión ?
Atenas(06773)03 de abril de 2022 - 03:05 p. m.
Un Interesante asunto q’ igual incurre en redundancia. Se hace demasiado prolijo y excesivo en sustentar lo q’ tiene de fundamento en su alegato. Es un pecado, aunq’ venial, q’ es preciso superar entre todos estos q’ opinan cual docentes o rectores q’ son, y con tales circunloquios merman la intensión del lector pa llegar al fondo de lo q’ sustentan y así, con el procedimiento, matan la razón.
Martina(79121)03 de abril de 2022 - 02:02 p. m.
El bullying en los colegios lo deben enfrentar todos. Los rectores, coordinadores, sicologos son la autoridad en ese espacio. Desafortunadamente no todos quieren ejercer la autoridad, porque fatiga. Igual pasa en muchos hogares, corregir, enseñar, guiar, imponer sanciones y castigos agotan.Ejercicio del cual es mejor mirar para otro lado y esperar que el infortunio de ser bullineado no nos toque
Luis(5541)03 de abril de 2022 - 11:01 a. m.
¿Título de la columna? Formando tibios.
  • Usuario(51538)03 de abril de 2022 - 03:32 p. m.
    Cómo son de odiosos estos horribles fanáticos petristas, tanto o más que sus pares en el uribismo, igualmente despreciables. Con razón la segunda vuelta (según la última encuesta de Semana) entre Gutiérrez y Petro ya se puso cabeza a cabeza, casi dentro del margen de error para que triunfe uno u otro . Y nada que aprenden estos individuos.
  • William(51420)03 de abril de 2022 - 11:23 a. m.
    Título de la columna: Bullying: hay que modificar el sistema.
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