Inteligencia artificial para los colegios: ¿“amenaza” o ayuda?

Camilo Camargo
06 de febrero de 2023 - 02:02 a. m.

¿La inteligencia artificial(IA) nos va a reemplazar? La respuesta es no. Quienes nos van a reemplazar son las personas que sepan usar la inteligencia artificial. Por eso es clave perderle el miedo y no pretender prohibir ni esconderla de nuestros estudiantes. Lo que tenemos que hacer los educadores es no solo mostrarles a los estudiantes lo que la IA puede hacer por ellos, sino desarrollar en ellos habilidades para que la combinación humano + máquina lleve a la mejor solución posible. La IA no funciona sola. Solo cuando le damos los comandos correctos es que podemos perfeccionarla.

En estos días, reflexionamos con varios profesores sobre el uso de la IA, en particular sobre el reciente chatbot ChatGPT, un software que salió en noviembre de 2022 que simula una conversación real con una persona sobre prácticamente cualquier tema y logra estructurar un texto gracias a que revisa millones de textos relacionados para producir desde respuestas sencillas, comunicados, resúmenes, cartas, canciones, ensayos y hasta tesis doctorales. Esto quiere decir que un estudiante podría usar ChatGPT para resolver casi cualquier tarea escolar. Con esto en mente, ¿qué debemos hacer en los colegios?

Una de las profesoras con la que hablaba decía que lo que estamos viviendo hoy con esta aplicación, es similar a lo que vivieron los profesores con la llegada de la calculadora portátil en los años 70. Los profesores pensaron en su momento que el pensamiento matemático estaba en riesgo y resultó que no. Los profesores tuvieron que idear maneras para que lo importante fuera el proceso y no solo el resultado y, de esa manera, pudieron perfeccionar la enseñanza del pensamiento matemático con y sin calculadora. Así pasó también cuando llegaron los motores de búsqueda como Google, cuando llegó Wikipedia con respuestas para todo y cuando llegó el Google Translate. Pensamos que la capacidad de investigar se había acabado y que nadie iba a volver a consultar bibliotecas o a aprender idiomas. ¿Qué hicimos en todos estos momentos los profesores? Adaptar nuestros métodos de enseñanza para sacar provecho de las nuevas tecnologías y desarrollar en los estudiantes nuevas habilidades.

Lo mismo va a ocurrir con ChatGPT y con las otras aplicaciones de IA que desde diferentes disciplinas están logrando producir lo que antes era impensable para una máquina. Hoy en día tenemos aplicaciones que producen imágenes a partir de una descripción, que hacen presentaciones con algunas frases, que programan con código, inclusive que hacen estrategias de mercadeo en fracción de segundos. En muy poco tiempo veremos una explosión de tecnologías que usan IA para muchas tareas cotidianas.

Lo que he descubierto en particular con ChatGPT es que solo cuando se tiene una buena conversación, cuando se hacen buenas preguntas es que la aplicación logra producir buenos textos, los cuales tampoco son perfectos, pero si son una excelente base para poner el toque personal. Esto es aplicable para los docentes, quienes pueden ayudarse con el chat. Pueden solicitar que les ayude a planear su clase, que les de ideas de preguntas para repasar el material con estudiantes y también que les produzca rúbricas y que les ayude a calificar respuestas de estudiantes con retroalimentación. Bien usada, la aplicación puede ser maravillosa en muchas de las tareas de cada profesor.

Para estudiantes los usos también son increíbles. Estudiantes lo pueden usar para comparar textos, para predecir qué sería una buena respuesta, para sacar preguntas de estudio para un examen, para lograr un texto sólido a través de una conversación. Pero hay temor de que los estudiantes lo usen para hacer sus trabajos en vez de desarrollar las habilidades. Esto depende mucho del tipo de trabajo que los docentes están diseñando. Hay que ser muy enfáticos en el propósito de cada desempeño y lo que queremos que cada estudiante haga, definiendo si es apropiado usar una herramienta de IA o no.

Si ponemos a los estudiantes a trabajar en grupo, siempre van a poder discutir sobre lo que piensan y llegar a un resultado, independientemente de las herramientas que usen. Cuando ponemos a prueba sus conocimientos, no a través de exámenes que tienen que ver con la memorización sino con las habilidades de pensamiento, nos vamos a dar cuenta de lo que están aprendiendo. Tenemos que cambiar entonces también la manera de evaluarlos. Un reto para los educadores, sin duda, pero seguro que vamos a poder sacar mayor provecho del fin último de la educación que es llenarlos de habilidades para la vida. Habilidades de hacer preguntas, de autogestión, de pensamiento crítico. Acá el contenido no es importante porque está allá afuera en las aplicaciones que ya conocemos y en las que van a seguir desarrollando.

La ética va a cobrar mayor importancia ahora y como educadores tenemos la labor de que nuestros estudiantes crean en el poder de la honestidad por encima de todo. La confianza también juega un papel importante en la educación de los estudiantes de hoy. Darles la tranquilidad de que equivocarse está bien y es parte del proceso e irlos acompañando para que su resultado sea cada vez mejor. Si dañamos la confianza de nuestros estudiantes, ellos dejarán de creer en ellos mismos y les será más fácil dejar de intentarlo e ir a ChatGPT para encontrar una rápida satisfacción con un resultado mejor del que creen que pueden producir.

Sin duda, la solución no es prohibir sino abrazar esta nueva tecnología. Aprender a usarla y motivar que los jóvenes también la usen cuando es apropiado. No se trata de ser policías para que los estudiantes no se copien, sino promover el amor por el conocimiento y que este se dé usando todas las herramientas que tengamos a la mano.

En conclusión, es importante que los estudiantes conozcan y usen la IA a su favor y que no sientan que tenemos miedo de lo que la tecnología es capaz de hacer por ellos. Todo lo contrario. Entre más transparente sea para todos, mejores habilidades en el mundo de la IA van a tener ellos y nosotros. Lo importante es no perder de vista lo que la IA no les puede brindar: aprender del error, el valor del esfuerzo, la ética y las interacciones humanas.

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