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Los colegios tienen que ser espacios seguros

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Camilo Camargo
08 de mayo de 2022 - 05:00 a. m.
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Este último semestre ha sido muy difícil. Vivimos en una ciudad hostil, en un país dividido y en un mundo en guerra que está hasta ahora sacudiéndose de lo que fue la pandemia y el confinamiento. En el mundo se anuncia que la siguiente pandemia será en temas de salud mental y eso se ve a diario con las estadísticas alarmantes de aumentos de casos de personas con ansiedad, depresión, problemas alimenticios, suicidios, entre otros.

En los últimos meses nos dimos el permiso de bajar las defensas y enfrentar esta situación compleja en la que vivimos. Es muy importante permitir que emociones y situaciones complejas que se han vivido en los últimos años salgan a la superficie. Lo complejo es: ¿Qué hacer con esta problemática comunitaria masiva si no hay sistemas y estructuras preparadas para atender y acompañar?

Hagamos una mirada del contexto en el que surge esta situación. Los habitantes de Bogotá se encuentran con una ciudad agresiva, cuya movilidad está totalmente colapsada, donde la inseguridad reina y no permite que se pueda recorrer con tranquilidad. Las personas están saturadas y responden de manera fuerte ante cualquier situación y la esperanza está reducida y no hay mucho de qué aferrarse.

En el país la situación es igual o más compleja. Todos los días hay noticias sobre el asesinato a líderes sociales, masacres en diversos lugares del territorio nacional, políticos prometiendo resolver problemas con propuestas inviables, y una polarización fuerte entre la derecha y la izquierda. Es el mundo al revés. Y en este contexto se ve además un ambiente de desesperanza, donde no hay un camino viable para salir de esta situación.

En el mundo, el escenario no es alentador tampoco. Una guerra en el siglo XXI, con miles de muertos y millones de desplazados. Una pandemia que sigue rondando por ahí, matanzas en metros y situaciones inexplicables. Todo esto está presente y es fácil dejarse bajar la energía al ver la realidad.

Cuando volvemos a lo local y nos situamos en las instituciones educativas de nuestro país, vemos situaciones que hacen alusión al contexto tan negro que estamos viviendo. Estudiantes maltratándose y agrediéndose unos a otros e irrespetando a profesores. Los niveles de tolerancia están muy bajos, lo que aumenta el número de agresiones físicas. Hay aumento en el consumo de sustancias como alcohol, drogas y vapes, tanto dentro como fuera de los establecimientos educativos. Los profesores y directivos están cansados y con una motivación baja al ver este tsunami de situaciones. Y ni hablar de la salud mental de todos los miembros de las comunidades educativas.

En un mundo donde no hay gran proyección, donde la falta de esperanza está presente, donde no hay confianza en las instituciones, tiene que existir un espacio seguro, donde los jóvenes y los adultos pasen de la indiferencia a la creación colectiva de un mundo mejor. A la larga, esos espacios utópicos tienen que volverse una realidad por el bien de nuestros jóvenes, de los adultos y de todos los miembros de una comunidad. La gran pregunta es: ¿Cómo hacemos para transformar los colegios en ese oasis que ofrezca un espacio seguro de paz, donde podamos crear la sociedad que queremos hacia el futuro?

El primer paso es reconocer que estamos en un momento muy difícil. Con ese reconocimiento comunitario, podemos empezar a hacer acuerdos entre todos los miembros. Para poder llegar a estos acuerdos tenemos que asegurarnos que estamos entendiendo el concepto de espacio seguro en las instituciones educativas. Seguridad en este sentido no solo se refiere a la física sino también a la protección del daño psicológico y emocional. Tampoco se refiere a sentirse cómodos. Para crecer y aprender, los estudiantes deben confrontar situaciones que los desacomoden y enseñarles a luchar por quienes son y en lo que creen sin ser juzgados ni ridiculizados y mucho menos agredidos. Para ello, propongo algunas acciones a implementar e invito a los educadores a que sigamos pensando en cómo construir entre todos espacios seguros para nuestros niños y jóvenes:

Incorporar en el currículo acciones explícitas que promuevan el desarrollo socioemocional. Hoy en día no podemos hablar de currículo sin incluir este componente que desarrolla habilidades tan importantes como el conocerse a sí mismos, cómo resolver conflictos, cómo leer el contexto, entre otros. Es igual de importante enseñar a sumar y leer que estas habilidades socioemocionales.

Ya entrando en los salones de clases, un objetivo de todos debe ser el dar una voz a todos los estudiantes. Debemos promover acciones para valorar lo que piensan los demás, así no estemos de acuerdo o no se parezcan para nada a nosotros ni en lo físico, ni en lo cultural, ni en lo intelectual. Para esto, una acción muy efectiva es hacer acuerdos con cada curso en el que abiertamente el grupo se compromete por ejemplo a: asegurar que todos están siendo incluidos y que se están tratando con respeto; respetar las opiniones de otros en las discusiones de clase y, cuando no están de acuerdo, usar argumentos para criticar la idea pero nunca a la persona; no generalizar ni estereotipar cuando estén dando un argumento; estar abiertos a ideas y experiencias de los demás; cuidar el lenguaje verbal y no verbal, nuestro cuerpo también comunica y también puede ser irrespetuoso; no hacer bromas ofensivas sin importar que estén culturalmente “aceptada” (como las bromas machistas hacia las mujeres, hacia los gordos, hacia los “nerds”, etc.).

Una acción para que los estudiantes aprendan a implementar estos acuerdos es que constantemente los profesores provean referentes de artistas, académicos, músicos, científicos o autores con diversas posturas para dar el mensaje de que podemos aprender de personas que no se parecen a nosotros. También ejemplificar con la clara intención de romper estereotipos. No pongamos la típica imagen del estadounidense o el europeo blanco hombre para ejemplificarlo todo. ¿Qué tal buscar a una mujer asiática cuando queramos hablar de deportes extremos o a un hombre afrodescendiente cuando queramos hablar de expresiones artísticas?

Se pueden promover proyectos escolares que celebren la diversidad de las regiones del país o de otras latitudes del mundo. Esto no solo ayuda a valorar la diferencia, sino también a entender que lo que nos muestran los noticieros no es la única cara de la moneda de un grupo étnico, por ejemplo.

Escuchemos todo. Si un estudiante está diciendo que lo están agrediendo asumamos sin pensarlo que es cierto, pongamos atención, mirémoslo a los ojos, validemos lo que siente y ayudémoslo: “Entiendo que estés triste y que tengas tanta rabia, voy a hablar con el grupo para que esto no vuelva a ocurrir”. Si un estudiante está emocionado con un proyecto escuchémoslo con entusiasmo y seamos propositivos para que siga teniendo experiencias de ese estilo: “Suena muy interesante y me encanta como estás de contento. Qué tal si para la próxima clase nos lo presentas a todos”. Todo lo que le pasa a un estudiante es serio y debe sentirse protegido y acogido en todas las situaciones, en las malas y en las buenas. Acá es importante anotar que no solo podemos pararle bolas a quienes tienen problemas. A veces los profesores tendemos a dedicarle más tiempo a quienes aparentemente demandan temas más importantes. Pero no se nos puede olvidar que una alegría también es importante y si no la atendemos es posible que el estudiante se desmotive y eso traiga problemas mayores. Todos merecen atención y todos requieren reforzar su autoestima para crecer y aprender mejor.

Un espacio seguro le va a permitir a nuestros niños y jóvenes balancear lo exhaustos que están del mundo exterior y a aprender que eso que ven en los noticieros no es la vía para vivir en paz. Les va a enseñar a encontrar bienestar y una sana salud mental, gracias a un alto autoestima y a un reconocimiento de sí mismos y de sus emociones sin importar el estado en el que se encuentren. También les dará esperanza de un mundo mejor y les mostrará que este tipo de espacios si puede existir. Se vale equivocarse, se vale discutir, se vale tener miedo, se vale estar nervioso, se vale ser exitoso, pero no se vale el irrespeto, no se vale el maltrato, no se vale la burla, no se vale ser alguien quien no quiero ser por miedo. Fortalecer a nuestros jóvenes en un espacio seguro hará que ellos nos enseñen a los adultos como sacar la mejor versión de nosotros mismos sin hacernos tanto daño.

Conoce más

 

Rocio(21165)08 de mayo de 2022 - 08:25 p. m.
Creo que hoy en Colombia en general se puede leer y ver más sobre esta forma de educación, donde haya encuentros. Y ojala que la alegria de muchos, si, sea fuente que sume a tod@s aquellas estudiantes que llegan a sus colegios en busca de compañerismo, de encontrar respuestas a sus vidas.
JAIRO(gzd3s)08 de mayo de 2022 - 03:54 p. m.
Claro que la escuela y la educación, debe crear escenarios alternativos que permitan a los estudiantes; a pesar de sus frustraciones sociales, ver y generar otros universos posibles , no ratificar las violencias que los acosan . Falta compromiso de los maestros y profesores en los colegios privados tambien se evidencia el problema. No hay políticas para manejo de conflictos, son puros protoclos
Atenas(06773)08 de mayo de 2022 - 02:11 p. m.
La manada humana se desboca, es parte del ciclo de la vida. Hace un siglo, x estas calendas, en Europa ha había casi 40 millones de muertos x cuenta de la 1ª guerra mundial y la gripe española, y calentaba motores la 2ª conflagración orbital con otra tanda similar, amén de la subsecuente debacle económica. Son fenómenos repetitivos y cuántas lágrimas nos cuestan.
Martín(5541)08 de mayo de 2022 - 10:45 a. m.
El mundo no es un sitio seguro. Hay que preparar a los niños para la realidad, porque ahí, luego, no van a encontrar 'espacios seguros'. Lo que sí hay que enseñarles, y mucho, es ética y pensamiento crítico. La idea no es, como propone el columnista, convertirlos en ciudadanos débiles y sin la capacidad de adaptarse a las varias dificultades de la vida.
  • MARIA(78781)08 de mayo de 2022 - 11:49 a. m.
    Cierto no es convertirnos en débiles pero es importante escuchar a nuestros hijos estar presentes , los niños y adolescentes están muy vulnerables , están aprendiendo a enfrentarse a un mundo muy complejo por eso es importante guiarlos y darles espacios seguros en casa y en el colegio donde se están formando …… pero con disciplina y amor . Es un Columna inspiradora llena de retos.
  • Piedad(03296)08 de mayo de 2022 - 11:44 a. m.
    Por Dios, Luis, tómese tiempo para leer bien. Leer desde el prejuicio es uno de los males de esta sociedad
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