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Pobreza en el aprendizaje

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Camilo Camargo
07 de noviembre de 2021 - 05:00 a. m.
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Antes de la pandemia, de acuerdo con la UNICEF, en un día como hoy alrededor de 1.000 millones de niños en el mundo estaban atendiendo a clases. Sin embargo, para muchos de estos niños tener un colegio no significaba que estuvieran aprendiendo, debido a la falta de entrenamiento en los profesores, a los escasos recursos para enseñar y porque algunos llegaban al colegio con demasiada hambre, o tan enfermos y cansados por sus labores en casa, como para poderse beneficiar de las clases. Un estimado de más 600 millones de niños y adolescentes en el mundo era incapaz de alcanzar los niveles mínimos de lectura y matemáticas, aun cuando dos tercios de ellos estaban matriculados en un colegio. La localización, además, jugaba y sigue jugando un papel fundamental. Los niños que se encuentran en áreas rurales tienen el doble de probabilidad de no asistir al colegio; y en zonas de conflicto se estima que cerca de 30 millones de niños estaban desescolarizados.

Ahora imagínense cómo se encuentra el nivel de aprendizaje después de los cierres escolares que vivió el mundo, que para algunos duró un par de meses, pero para muchos no ha terminado. Según un informe del Ministerio de Educación, un total de 2.4 millones de niños y adolescentes en Colombia, es decir el 24% de esta población, terminará el año escolar en la casa, sin haber pisado su colegio en más de 21 meses. No hay que desconocer que a hoy ha habido algunos avances, pero si miramos en retrospectiva los colegios se han demorado demasiado en abrir –durante el primer semestre de 2021 solo el 16% de los estudiantes tuvo algo de presencialidad- y eso no solo ya ha traído efectos devastadores, sino que todavía para muchos niños y sus familias el panorama sigue siendo negro. El informe del Ministerio revela que el 95.5% de las instituciones educativas en Colombia ya ofrecen clases presenciales, pero aún con este importante número, solo el 75.5% de los matriculados asiste físicamente a colegio. Arauca, Cesar, Magdalena, Sucre, Santa Marta, Cartagena, Cúcuta, Floridablanca, Piedecuesta, Fusagasugá, Buenaventura, Soacha, Malambo, Magangué, Ciénaga, Lorica, Cesar, Sahagún, Soledad y Barrancabermeja es donde se presenta menor presencialidad, tanto en número de colegios (menos del 40%), como en número de estudiantes (menos del 50%).

Sin habilidades para la vida, los niños y adolescentes enfrentarán mayores barreras para poder progresar, y como consecuencia, para que sus regiones y en últimas el país como un todo progrese. Y ni hablar de los niños con necesidades especiales, quienes antes contaban con el apoyo y la experticia de su institución para cerrar sus brechas en el aprendizaje. El hecho de permanecer en casa no solo paró su desarrollo, sino que lo atrasó y se perdió gran parte de lo ganado, truncando aún más la posibilidad de aportar a la sociedad.

El cierre de los colegios ha exacerbado la desigualdad en la calidad educativa que ya existía, pero también en otros aspectos de la vida como es el caso de la nutrición, la poca o nula atención física y emocional en los niños que se quedan en casa porque los papás deben trabajar, el estrés que generan las nuevas dinámicas, el incremento en los casos de violencia y abuso, la pérdida del contacto social entre pares, entre otros. El caso de la nutrición es de los más críticos, pues para muchos niños era la única comida del día que recibían. El Banco Mundial estima que 350 millones de niños en el mundo perdieron ese beneficio y al ponerse en riesgo la nutrición hay un daño irreversible en el desarrollo cognitivo, físico y de lenguaje.

Hay suficiente evidencia de que los cierres de los colegios son social y económicamente insostenibles. Especialmente si se tiene en cuenta el bajo riesgo de transmisión entre niños que ya se ha demostrado. Por supuesto que hay un riesgo de contagio, pero es muy bajo comparado con los riesgos asociados de tener a los niños encerrados en la casa. Además, ir al colegio no es de ninguna manera más riesgoso que una reunión social, de las cuales los adultos no se están privando, pero sí en muchos casos se está privando a los niños de ir al colegio por miedo.

Además de los devastadores efectos económicos de la pandemia, según el Banco Mundial, el COVID-19 podría traer como consecuencia mayor “pobreza en el aprendizaje”, derivada de un análisis publicado esta semana que indica que alrededor del 70% de los niños de 10 años en países de ingresos bajos y medios no pueden leer un texto básico. Antes de la pandemia este indicador se ubicaba en 53%. En muchos de estos países, dice el reporte del Banco Mundial, los colegios han estado cerrados hasta por 250 días y muchos todavía no han abierto. “La pandemia ha traído la mayor pérdida de capital humano y la peor crisis de educación en 100 años… las consecuencias se sentirán por décadas y están contribuyendo a una mayor desigualdad”, dice el presidente del Banco Mundial, David Malpass.

El mismo informe indica que cada mes que un estudiante estuvo en casa, es equivalente a un mes de pérdida de aprendizaje. Esto quiere decir que un estudiante que arrancó la pandemia en 5º con 10 años y que estuvo en casa dos años, el día de hoy ya con 12 años cumplidos, todavía tendrá el nivel educativo de un estudiante 5º. Es decir, el avance en aprendizaje durante el tiempo de cierre es brutal y el rezago para la sociedad tendrá más efectos de los que nos imaginamos.

Hoy hago un llamado al Ministerio de Educación, a las Secretarías de Educación, a los sindicatos de educación, incluyendo a FECODE, y a los padres de familia para que regresemos a los colegios, para que las brechas educativas no se sigan abriendo. Es responsabilidad de los adultos que los niños y jóvenes tengan acceso a la educación que necesitan y merecen. Es increíble ver como discotecas, estadios, centros comerciales y en general, toda la sociedad está funcionando menos los colegios. Los protocolos de bioseguridad para los colegios llevan más de un año listos y se han ido modificando conforme al mayor conocimiento que se tiene de la pandemia. La vacunación en Colombia va muy bien con un 42% de la población completamente vacunado, dentro del cual los profesores y las personas con comorbilidades tuvieron prioridad y desde agosto se viene vacunando de manera acelerada a la población entre los 12 y 18 años. Adicionalmente, la semana pasada el gobierno aprobó la vacunación para niños entre 3 y 11 años. De esta manera, muy pronto vamos a tener a gran parte de la población inmunizada. No hay más excusas para no abrir los colegios ni para dejar a los niños en casa. El cerebro de los niños no se puede poner en pausa, como lo expliqué en un artículo anterior, y no podemos seguir esperando a que la pandemia se acabe, porque no se va a acabar. La estamos controlando mejor, sí, pero no se va a acabar, y van a venir más variantes y van a venir más pandemias. Lo último que podemos hacer para mitigarlas es cerrar los colegios y dejar a nuestros hijos en las casas.

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MARIA(78781)08 de noviembre de 2021 - 01:42 a. m.
FECODE no piensa en la educación de los niños , solo en el beneficio de su agremiación . No pueden pretender soluciones como condición para regreso a las clases. La única forma de tener el progreso y la equidad de un país es con una buena educación. Desafortunadamente en Colombia es un privilegio tener una excelente educación bilingüe y debería ser un derecho de todo ciudadano . 
luis(89686)07 de noviembre de 2021 - 08:30 p. m.
Las aulas de clase inventadas en Prusia y difundidas por los jesuitas en casi todo el planeta se deben reformar, además de los contenidos y el método de estudio aprendizaje. Hay métodos y contenidos para el aprendizaje de la aritmética y lectura comprensiva que cerrarían la brecha.
wilson(72314)07 de noviembre de 2021 - 06:33 p. m.
Los que hablan de FECODE con tanta saña, es porque seguramente no son educadores, no han padecido lo que históricamente han padecido los maestros colombianos y porque definitivamente no tienen ni idea del país en el que viven, aislados en sus burbujas de riqueza o de miserias...en los dos extremos se juzga por igual, con diferentes motivaciones sí...
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