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Mientras el consumo en abril presentó una cifra negativa por primera vez en este siglo y el Gobierno le sigue apuntando al subsidio de tasas de crédito para compra de vehículos, electrodomésticos y vivienda, el comercio está avocado a hacer rebajas.
La semana pasada salió un dato del DANE según el cual los hipermercados redujeron sus ventas -3,5% en el primer trimestre, lo cual corrobora la cifra de caída en el consumo para este período que publicó Raddar. Ante esto los comerciantes se la juegan por dos estrategias: rebajas y liquidaciones, y bonos de recompra.
Sin duda, la segunda es exitosa y genera lealtad en el consumidor, pero la primera daña la marca, reduce los márgenes y muestra a la oferta desesperada por liquidar inventarios, pero el comprador quiere comprar barato lo bueno y lo actual, no lo que se está liquidando.
Es momento de pensar el fomento al consumo de manera concreta. Si la idea es reducir tasas para bienes durables (sin vivienda) con el fin de evitar una reducción del empleo en el sector por la caída de la demanda, se debería focalizar a bienes semidurables, como vestuario y calzado, que emplean industrialmente más personas, lo cual explica un tercio de la caída del empleo industrial, mientras vehículos sólo aporta el 4% de la pérdida de puestos de trabajo.
Es lógico: si se fomenta el consumo de vestuario, se fomenta el empleo: como el precio medio de compra es muy inferior al de un televisor, más gente puede comprar y así mover la economía; pero no se aprovecha la oportunidad, pues las compras de vestuario se hacen en efectivo y tarjeta de crédito, lo cual causa que la reducción de tasas no estén llegando.
Es fundamental recuperar el sector textil-confecciones, porque los centros comerciales —que básicamente son superficies de vestuario— tienen reducciones en ventas cercanas al 15% anual, lo cual afecta a muchos sectores. Evidentemente, la solución de las rebajas por sector hace que el cliente no compre, mucho menos con la experiencia de precios estables los últimos cuatro años.
El Gobierno y los gremios deben reaccionar, crear un esquema de crédito para ropa, de lo contrario el empleo que se crea en construcción no podrá recuperar a la economía. Por eso, a comprar ropa, que es muy buena y está barata.
