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Una cumbre para no repetir errores

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Camilo Sánchez Ortega
24 de mayo de 2013 - 11:00 p. m.
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El próximo 23 de mayo la ciudad de Cali será testigo de la Cumbre para la Alianza del Pacífico, a la que asistirán, entre otros, los presidentes de Chile, México, Perú y Colombia; por lo que no tendría presentación que el país anfitrión no tuviera como mínimo el marco legal aprobado por el Congreso de Colombia, situación que ya se evitó.

Este marco no obliga a que se suscriba un tratado y mucho menos a que los congresistas de la Unidad Nacional, que no votamos en favor de las pésimas negociaciones del gobierno Uribe, tengamos que apoyarlo. No estamos obligados a ceder un ápice en el proceso de negociación hacia el futuro; por el contrario, exigimos a nuestro gobierno se tengan en cuenta las abismales asimetrías que existen en los diferentes sectores y países. 

Varios congresistas presentamos proposición para que el Ministro de Comercio, Sergio Díaz Granados, se comprometa a respetar la franja de precios y a defender los derechos de los sectores más vulnerados.  Estamos a tiempo para evitar una estocada de gracia al atún, azúcar, arroz, cereales, pollo, entre otros muchos productos en riesgo. Tenemos el compromiso moral y ético de defender la seguridad alimentaria, agropecuaria y el empleo de los colombianos para el futuro, por lo que exigimos que en el espacio donde se convengan las negociaciones se escuche realmente a los voceros agropecuarios. No más negociaciones a puerta cerrada.  

Hoy un punto exigido por el Congreso y los gremios al momento de negociar es dejar estipulada con claridad la “admisibilidad”, ausente en el TLC con USA. Esperamos que el doctor Lafourie,  encargado de la defensa del gremio ganadero, esta vez sí recuerde incluirla y que esté por encima de sus litigios políticos.  Tampoco queremos ver a la SAC con el mismo discurso ambivalente donde no defiende a sus agremiados, huérfanos en los últimos años, ya que sus directivos sólo cuidan sus prebendas y puestos. Después no vengan a llorar por la leche derramada en el parlamento.  

Tengo la tranquilidad de haber defendido  los intereses del país frente al Gobierno anterior contra las mayorías insensatas, y en esta oportunidad considero necesario abrir los espacios con la zona oriental y del Pacífico, buscar nuevos mercados para no depender de Venezuela y de Estados Unidos, pero sin olvidar que buscaremos una justa y sostenible negociación.  

En el articulado del marco de negociación para esta nueva alianza estamos incorporando el derecho de veto por cualquiera de los cuatro miembros integrantes, por lo que Colombia se cuidará de que no se incluya ningún país que lo pueda perjudicar.   Adicionalmente estamos satisfechos por incluir en el marco legal que nuestros nacionales, como los ciudadanos de los otros países firmantes, tan sólo requerirán portar la cédula para transitar por los territorios que cobije el tratado; esto reflejo de una verdadera  integración. Contrario a la negociación con Estados Unidos, donde sin ninguna restricción los americanos pueden pasear e invertir en Colombia, pero los colombianos no contamos con tales privilegios. Asimismo debe existir correspondencia frente al tema de barreras para arancelarias, fitosanitarias o cualquier otro impedimento para que nuestros productos lleguen a estas plazas. 

Se abren las puertas para nuevos mercados, pero su eficacia dependerá de una buena negociación y de sepultar la improvisación que reinó en los tratados anteriores. 

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