La izquierda revolucionaria (IR), en su afán de destruir a Uribe, le creó la narrativa de “Uribe Paraco”, olvidando que fue su gobierno quien combatió como ninguno antes o después el paramilitarismo, organización delincuencial creada 20 años antes. Lo desmontó, desmovilizando 35.000 paramilitares; los sometió a un régimen de justicia y reparación efectiva de víctimas; llevó a muchos a la cárcel y extraditó a más de 1.000 cabecillas.
Esta IR denominó al gobierno que lo desmontó “paraco”, pero no a los anteriores y posteriores gobiernos donde se multiplicaron. Para alimentar la narrativa, argumentan que Uribe creo las CONVIVIR, organizaciones supuestamente paramilitares. Falso: fueron creadas por el gobierno Gaviria en 1994 e implementadas y expandidas por Samper, y su constitucionalidad aprobada con límites mediante sentencia C-572 /97 con ponencia de Carlos Gaviria Díaz. Se crearon más de 700 en Colombia, 67 en Antioquia y eran supervisadas por el Gobierno Nacional. En Antioquia se revocaron las licencias de dos por comprobadas irregularidades.
Continúan argumentando que es paramilitar por haber militarizado la comuna 13 en Medellín, corredor estratégico hacia el occidente de Antioquia que, antes de ser intervenida, era un epicentro de disputa entre múltiples grupos armados ilegales que buscaban el control territorial, social y de economías criminales (extorsión, microtráfico, secuestro, rutas del narcotráfico y armas). Tenía presencia del ELN, milicias de las FARC y de las metropolitanas y de occidente, bandas delincuenciales “La Terraza”, “El Coco”, “Los Chamizos”, y de las estructuras paramilitares Bloque Metro, ACCU, entre otros. Su constante disputa generó gran cantidad de muertos y una población esclavizada.
El gobierno Uribe intervino con Ejército, Policía, Fiscalía, Procuraduría, Derechos Humanos y toda la institucionalidad para tomar control de la comuna 13. Desde ese momento pararon los secuestros, extorsiones, asesinatos y otros crímenes. Pero la IR torció la narrativa tratando de inculpar al Gobierno de los crímenes que ellos, paramilitares y bandas, habían generado en el pasado. Hoy, mientras tanto, el Gobierno Petro: paga a los criminales por no matar generando incentivos perversos y milicianización; su paz total con repliegue estratégico de las FF. MM. despejó el territorio para estructuras criminales afines al pacto de La Picota; fortaleció sustancialmente a las extintas FARC al darles estatus político creando el EMC; su estrategia de no bombardear incrementó el reclutamiento infantil, seguro para que las FF. MM. no actúen; su negativa a asperjar y poca erradicación derivó en un incremento de más del 50 % de los cultivos de coca que financian estas estructuras criminales; desmontó prácticamente la sólida inteligencia colombiana hoy al mando de su ex M-19; la permisividad con los excesos de las guardias indígenas las convirtieron en instrumentos de guerra contra la población; las estructuras multicrimen ejercen gobernanza territorial y el Estado con sus despejes no las combate pero sí las visibiliza en tarimas como en Medellín, surgiendo entonces un neoparamilitarismo.
Si quien los desmontó es paraco, ¿qué es quien las promueve? ¡Vaya paradoja!
Transparencia. Estoy relacionado con Álvaro Uribe.