Colombia está en la trampa de los ingresos medios. Es como un corcho en un remolino, ni avanza ni se hunde. Para salir, además de una revolución en nuestro sistema educativo y formativo, tenemos que invertir en ciencia, y sobre todo masificar la tecnología y su transferencia. Las fábricas de productividad del Mincit son un paso adecuado pero insuficiente. La realidad del aparato productivo colombiano es de 1,6 millones de empresas afiliadas a Cámaras de Comercio, además de seis millones de NEGOCIOS en su mayoría informales y micro. La pregunta es cómo lograr una trasferencia masiva de tecnología que llegue a estos negocios.
En primer lugar hay que trabajar en dos vías paralelas: frente al sector moderno, impulsando los Centros de Innovación, Investigación y Tecnología Aplicada, y en relación con los micronegocios y MiPymes, impulsando los Servicios de Extensión Tecnológica (SET), que facilitan la transferencia de tecnología y la adquisición de nuevas capacidades para estos negocios. Esto implica adaptaciones en nuevas tecnologías, fuentes de materias primas y procesos de producción, ingeniería inversa, “imitative adaptation”, desarrollo de productos diferentes o ampliar el “product space”, acelerar el crecimiento, nuevas formas de mercadear y conquistar otros mercados, innovar en procesos, articular y aplicar conocimiento científico avanzado al sistema productivo, además de automatizaciones, integraciones verticales, avances en diseño, mejoramiento continuo de su fuerza laboral, estudios y conexiones con financiamientos, y modernización productiva. Para lograr la transformación productiva vía transferencia de tecnología hay que multiplicar los centros de Investigación Innovación y Transferencia Tecnológica, así como los SET.
Para dar una idea de la magnitud de la tarea, Corea tiene más de 16.700 de estos centros lo que redunda en tener 190 patentes por 100.000 habitantes vs 1,3 en Colombia. Además, estos países tienen más de 250 PhD por millón de habitantes vs cinco en Colombia. La casi inexistencia de esta malla de centros de investigación y de extensionismo tecnológico hace que generalmente la única alternativa laboral de los PhD sea la investigación y la docencia. En los países avanzados existe una malla de SET dedicados a la transformación productiva especialmente de las pymes dinámicas. Como ejemplos tenemos el MAS-UK (Manufacturing Advisory Service), el MEP–USA (Manufacturing Extension Partership), el Fraunhofer en Alemania, Tecnalia en España, o el IRAP en Canadá. Sería ideal que estos centros en Colombia estuvieran orientados a agrupaciones de actividades económicas. Por ejemplo, uno pudiera canalizar actividades de comercio y otros orientarse a maquinarias, instrumentos médicos, equipos de medición, electrónicos e industriales. También se requieren para empresas procesadoras de alimentos, de construcción, etc. Si realmente nos interesa la malla productiva de pymes y su transformación hay que montar los servicios de extensionismo, ojalá de la mano de las universidades y muy especialmente en las regiones.