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Partitura para un nuevo contrato económico social

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Carlos Enrique Moreno
14 de junio de 2020 - 05:00 a. m.
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Es evidente que entre los efectos secundarios de la pandemia está el de poner en la agenda esquemas mucho más extensos de inclusión y equidad, pero también encontrar por fin cómo destrabar y acelerar el crecimiento económico de Colombia como mecanismo para que, vía alto crecimiento inclusivo, se generen los empleos dignos, más gente salga de la pobreza y tengamos los recursos para financiar la renovada agenda social. Aparece entonces un camino con dos vías que tienen que ir paralelas, el fortalecimiento social y el crecimiento económico incluyente y acelerado. Así como las orquestas para tocar deben tener una partitura, este nuevo contrato económico social requiere una visión de donde queremos llevar a Colombia y una partitura que nos permita de forma armónica buscar ese objetivo. En el crecimiento, una meta tiene que ser crecer por lo menos al 6 % anual. Para que la economía crezca a esa tasa, todos los sectores y los actores deben crecer a tasas similares. La pregunta entonces es ¿qué debemos hacer para que la agricultura, la industria, los servicios, el transporte, la construcción, la educación, la salud, etc., crezcan a esas tasas? Eso nos lleva a dos palabras adicionales; la primera es completitud. La experiencia demuestra que solo cuando se implementa en un tema la integralidad de medidas, el crecimiento se dispara. La segunda es concurrencia, esto es que las medidas deben ser aplicadas al mismo tiempo y en las mismas geografías. Ilustrando el tema con agricultura, la completitud requeriría de crédito y seguro agropecuario para todos los productores, acompañado de asistencia técnica, esquemas de formalización de la tierra, catastro multipropósito, equidad de género, fortalecimiento ambiental, esquemas de comercialización, tributación plana y competitiva para el sector, ajustes en la legislación laboral para trabajos de cosechas, etc. Este “acuerdo sobre lo fundamental” con completitud de medidas tiene que hacerse en cada sector. Y es ahí donde los gremios deben hacer la tarea de definir cuál es la visión de largo plazo de su sector y cuáles son los “acuerdos sobre lo fundamental” que, con completitud de medidas, un claro esquema de inclusión y simplificación radical de las normas que impiden su desarrollo, permitan las tasas de crecimiento mencionadas.

Cuando por cada sector tengamos acuerdos inclusivos, con completitud y concurrencia sobre qué hacer, podremos como sociedad destrabar el desarrollo y encontrar nuevos caminos. Quiero subrayar la palabra inclusión. Tenemos que pensar en el pequeño transportador y en el grande; en la micro y en la mipyme, así como en los sectores grandes y modernos; en el comercio informal pero también en el formal; en el campesino pero también la agricultura comercial; en la educación universitaria pero también en la formación tecnológica y para el trabajo. Inclusión en todo. Los problemas hay que volverlos oportunidades. Ya vimos cómo cantos populistas llevaron a Venezuela a ser una narcocleptocracia que ha generado una pobreza superior al 90 % y hambrunas. Busquemos nuestro camino pragmático, con profundo sentido social, pero también con realismo económico. Liberémonos de las cadenas de una burocracia y asfixia normativa, que paralizan y polarizan, y trabajemos por una Colombia mejor para todos.

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