Siempre albergué dudas sobre la rebeldía de quienes luchaban contra abstracciones. Es decir, de quienes se oponían al sistema, al heteropatriarcado, al colonialismo, a la burguesía o al imperialismo. O digámoslo de otra forma: no me parece en absoluto difícil ni meritorio enfrentar estos conceptos o usarlos como blanco de una diatriba revolucionaria. Ni la burguesía ni el imperialismo van a devolver la bofetada. Las abstracciones no tienen rostro, y cuando reciben las tres piedras del rebelde nadie se da por aludido. Muy distinto es decirle “no” a una persona concreta: a un dictador, a un mafioso, a un productor de Hollywood, a un...
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