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La endemoniada lógica de los bloques y el peligro para la democracia

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Carlos Granés
18 de junio de 2021 - 03:30 a. m.
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El problema estaba ahí desde hace mucho y la pandemia no ha hecho más que agudizarlo. En América Latina hay grandes focos de población que no se sienten representados por las élites en el poder, que dudan del trato igualitario que van a recibir de las instituciones y a quienes las voces públicas que hablan de la separación de poderes, de la seguridad jurídica, del PIB o de la inversión extranjera no les dicen nada porque no tocan los problemas concretos de su existencia. Estos sectores, como es obvio, pueden no tener voz pero sí tienen voto, y a lo largo de las últimas dos décadas han sido un botín codiciado por nuevos políticos que, aprovechando el descuido de sus rivales, han sabido activarlos políticamente con los resultados que sabemos: grandes triunfos de la izquierda populista.

La gran brecha que se está abriendo en el continente, y que debería cerrarse ya mismo, es la que divide a esos dos bloques. Uno que demuestra mucho celo por la macroeconomía y por la calidad democrática, y otro que desprecia esa formalidad por parecerle una simple barrera que impide el cambio social. De un lado tenemos a defensores de las instituciones y de otro a los defensores del pueblo, por eso el triunfo del primero se vive como una derrota de los excluidos, que seguirán estándolo, y una victoria del segundo alerta sobre posibles vicios para la democracia, que de inocularse la dejarán convertida en un cascarón vacío. Democracia y statu quo, por un lado; relevo de élites y agonía del sistema, por el otro. Enquistados en ese dilema, cada vez que hay unas elecciones nos enfrentamos al juicio final.

Hasta en España se ha somatizado una lógica parecida, como lo demostraban los eslóganes de la última campaña madrileña: “Libertad o comunismo” y “Democracia o fascismo”. La diferencia es que en España todo era un juego impúdico que nadie se tomaba en serio, mientras que en América Latina la libertad y la democracia sí pueden verse amenazadas, como en el Perú hoy mismo, por el fascismo y el comunismo. El centro desapareció en este país y tanto la izquierda democrática como la derecha democrática acabaron tomando partido por opciones dudosas. En lugar de resistirse al extremo, poner en guardia a la opinión pública y ejercer la vigilancia ciudadana, unos y otros acabaron escogiendo bando e intentando vender su candidato como la esencia de la libertad o la garantía de la democracia, cuando ambos son un absoluto horror.

Lo más grave es que en el plano internacional viene ocurriendo lo mismo. La izquierda latinoamericana actúa en bloque y los decentes callan ante las miserias de Ortega o de Maduro, mientras la derecha acoge, como si no tuviera un pasado inmediato execrable, a Keiko Fujimori. En el momento en que la disyuntiva latinoamericana sea escoger en cada país al representante de uno u otro bando, podemos empezar a decirle adiós a la convivencia y seguramente a la calidad de las democracias. El sectarismo ideológico perdona todos los errores del propio lado y ve un engendro demoníaco hasta en los aciertos del contrario. Nunca ha sido más urgente la existencia de un centro que modere a los extremos, y quien salga con la bobería de la tibieza que pregunte cómo están el clima social y la coexistencia hoy en el Perú.

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Mario(16018)18 de junio de 2021 - 09:10 p. m.
Como el centro aquí en Colombia está en nada: la tibieza de Fajardo, el viejito de la Calle que ya nadie le cree y, lo peor, J. Fdo. Cristo, un sujeto representante de la vieja política clientelista y corrupta. Estamos en nada.
Atenas(06773)18 de junio de 2021 - 05:13 p. m.
Cierto. Y pa los de este luminoso lado, cómo nos gusta q' Castillo ponga a unos misérrimos peruanos a pensar con castillos en el aire, ninguneados dicen llamarse q' en 3 o 4 meses verán cómo vuelan esos castillos al viento. Y nuestra posición se fortalecerá. El marcado pasado aborigen, de vicios, molicie y perezas llenos, nos deja expósitos a nuevos conquistadores.
Samuel(22917)18 de junio de 2021 - 04:21 p. m.
Si la centro - derecha, que son los denominados tibios por estigmatización y autoproclamación, EN Colombia no deja de hacerle el juego a la ultraderecha haciendo los "diagnósticos", que hace el columnista, se va a seguir borrando que lo que en realidad hay: una ultraderecha, una centro - derecha y una centro - izquierda.
  • Judith(76151)18 de junio de 2021 - 11:44 p. m.
    Yo también!
  • william(51538)18 de junio de 2021 - 06:59 p. m.
    No creo que el señor Gustavo Petro represente esa "centro izquierda" de la que habla usted. O por lo menos eso puede uno leer entre líneas en cada comentario de sus adeptos. Yo los veo más como izquierdistas puros y duros, anacrónicos, que todavía creen que el fracasado modelo económico socialista es aplicable por estos lares.
DAVID(rv2v4)18 de junio de 2021 - 04:00 p. m.
Se te salen las babas. Después que se respete el hambre y se de igual oportunidades para estudiar y trabajar, te digo, cualquier política es buena. Pero, si hay una que sirve a la "gente de bien" namá, la sacudida no responde por na. Sabroso hablar con la boca llena sin que se salgan las babas de los que están bien acomodados. Urge respetar, que el comunismo no existe ni se le parece al socialismo
  • Atenas(06773)18 de junio de 2021 - 05:16 p. m.
    Este tonto q' de lejos vocifera, cómo se repite en su ridiculeces. Seguro, de ver pasar el día sin hacer nada o por cuenta de otro, sólo le hacen en pendejadas matar el tiempo.
Joaquín(65075)18 de junio de 2021 - 12:44 p. m.
"El sectarismo ideológico perdona todos los errores del propio lado y ve un engendro demoníaco hasta en los aciertos del contrario". De acuerdo. Siempre me causa sorprende la furia de algunos comentarios de suscriptores de este periódico. Parecería que el propósito es callar al que piensa diferente desde una posición fanática.
  • william(51538)18 de junio de 2021 - 06:56 p. m.
    Absolutamente cierto, ¿y sabe cuál es la impronta de eso personajes? Ser incondicionales del de los ojitos o ser adeptos del #82. A estas alturas del partido no sé qué me inspira más terror: que continúe en el poder la secta del centro democrático en cuerpo ajeno, con todas sus archi conocidas porquerías, o que se nos trepe el de los Ferragamo.
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