Detrás de los actos humanos, de los proyectos políticos, de los estilos de vida y de las guerras, por supuesto, se esconden o brillan las ideas. Están en todas partes porque las ideas ordenan la realidad. Son una pauta para la acción; jerarquizan los valores y las emociones, les dan una orientación y un sentido. Quien defiende la libertad individual por encima de los sistemas colectivistas, por ejemplo, vivirá de una forma muy distinta a quien considera que el individuo es un simple epifenómeno de entidades mayores, como la nación o la clase social. Y estas diferencias, que son abstractas, que surgen en bibliotecas, cafés o...
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